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hemos descrito más arriba, esto los confirmaba en sus apreciaciones. Argentina, como Chile y el resto de América Latina eran para los religiosos europeos Misiones propiamente dichas. Y así se llamó la nueva circunscripción: Misión de Chile y Argentina, pues quedaba unida a la que ya existía en el país transandino. El espíritu misionero estaba entonces latente en las provincias capu– chinas españolas, alentado por el padre Joaquín de Llevaneras que impulsaba las misiones de Oriente, Carolinas y Filipinas. El Provincial de Navarra, en carta circular a la Misión de Chile– Argentina, con ocasión de la Visita realizada a la misma, enfatizaba el espíritu misionero de la Orden Capuchina desde su fundación. Recor– daba que la Congregación de Propaganda Fide le había encargado catorce Vicariatos Apostólicos y varias Prefecturas en distintas partes del mundo; y, refiriéndose a la Provincia de Navarra, decía: "es la Provincia que tiene el mayor número de misioneros en el mundo... con un puesto de honor en esta Misión de Chile y Argentina" (Carta del padre Ildefonso de Ciáurriz, Buenos Aires, 29-3-1923). Por otra parte, sabían que venían a un lugar ni fácil, ni cómodo, ni entre gente próspera. El Ministro Provincial, Pedro de Usún, se había dirigido a los religiosos pidiendo "por honor del santo hábito" que se ofrecieran voluntariamente quienes quisieran ir a llenar aquel vacío, poniendo de manifiesto las condiciones adversas que acompafiarían aquella fundación, la cual exigía hombres "de abnegación y sacrificio". ¿Emplearon el término "inserción" al referirse a Nueva Pompeya de Buenos Aires? Ciertamente no; no se conocía el término ni la acepción actual del mismo. Pero sabían que venían a vivir en un ambiente descrito por los Superiores genoveses como "ominoso", de "continuo martirio", en un lugar insalubre y en condiciones que "desgarran el cuerpo y el alma". En una palabra, hicieron una "opción por los pobres". Sabían que las gentes del barrio pertenecían a la condición social más baja, inmigrantes italianos en su mayoría, "muchedumbre y famélica y laboriosa... sin otra preocupación que ganar el jornal en silencio y agradecimiento" (J.M. Rosa, Historia de Argentina, 8,163). Y todavía 16

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