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Sefiora: El obispo de Tarazona tiene el alto honor de llegarse ante [borró: el Real] el Augusto Trono de Vuestra Magestad, animado de la más viva confianza que le inspira su regio y religiosísimo corazón, para exponerle que, palpando en su diócesis la falta de auxiliares para dar Misiones, predicar Quaresmas y [borró: remediar] acudir a otros interesantísimos servicios del pasto espiritual, cuyo vacío reconoció en la última legislatura en pleno parlamento el ilustrado Ministro O.Lorenzo Arrázola, provenía de la supresión de las órdenes Regulares y el exponente, ya que no le era dado por la penuria del Real Erario y otras circunstancias pedir se estableciese en su Obispado alguna casa de las Ordenes aprobadas por la santa sede, en conformidad a lo convenido entre ambas Potestades en el art.29 del Concordato de 1854 invitó a varios exclaustrados Capuchinos para poner un Colegio de Misioneros, que al propio tiempo sirviese de Casa correccional y de ejercicios espirituales en el suprimido Convento de su Orden de la ciudad de Borja, cuyo local cedió a ese fin generosamente Su Magestad. El Exponente tuvola satisfacción de que respondiesen a su invitación hasta 9 sacerdotes, y gastándose en habilitar el local, que se le entregó ruinoso, 30.000 reales, dieron principio a ejercer su celo con misiones, Quaresmas y otros ministerios, a contento de los pueblos y satisfacción mía, sin que el Erario contibuyese con un céntimo. Pero, Sefiora, este bien está próximo a cesar con gran sentimiento del Obispo y de sus pueblos si Vuestra Magestad no acude en su auxilio, lo que puede hacer sin gravamen del Tesoro. Los Misioneros entraron todos de edad avanzada y ya han fallecido dos; otro ha tenido que separarse para acudir a la manutención y amparo de su indigente famiHa, y otro ha sido llamado por su Superior para el Convento que se [ha] restablecido en el Pardo. De modo, Sefiora, que ya no quedan sino cinco, y éstos ancianos, que pronto se inabilitarán a pesar de su fervoroso celo. El remedio pues está, Seflora, está en su mano, y es que se digne autorizar a esa Casa-Colegio de Misioneros Capuchinos para que se constituyan en Comunidad formal, admitan novicios y vistan su Santo Hábito, con la obliga– ción de desempeñar las Misiones y Quaresmas, dar Ejercicios espirituales y demás fines piadosos análogos a su instituto, que el obispo les exija en beneficio de la Diócesis, sin derecho a percibir nada del Erario, mientras duren los apuros del mismo. Si Vuestra Magestad, como lo espera el recurrente, se digna acoger esta reverente súplica, vivirá eternamente agradecido a su bondad, la Comunidad pedirá en sus oraciones que el Cielo derrame sus beneficios espirituales y temporales sobre su Soberana, sobre su Real Familia y sobre la Espafla entera, y los pueblos con su obispo bendecirán a Vuestra Magestad y a cuantos contribuyan a tan santo obgeto. Nuestro Sefior guarde muchos aflos la interesante vida de VuestraMagestad 111

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