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392 Elizondo incorregibles, la imposibilidad de admitir al profeso simple una vez dimitido salvo en casos muy excepcionales, la necesidad del capítulo de culpas (n. 51-55); religiosos dispersos, con la complicada casuística que lleva consigo (n. 56-67); predicadores y la edad religiosa reque– rida, los exámenes quinquenales, la designación de tiempos y lugares para las predicaciones normales y extraordinarias, terminando con directrices concretas con el fin de propagar la tercera orden fran– ciscana (n. 68-73); misiones, suprimiendo el cargo de procurador gene– ral de las mismas y retornando todas ellas a la verdadera e inme– diata jurisdicción del definitorio general (n. 74-86); privilegios, con algunas prescripciones prácticas para el uso de materia tan deli– cada (n. 87). Estas ordenaciones, que en parte recogen materias tratadas en las de 1847, son consultadas abundantemente por los legisladores de 1896 y, en no pocas ocasiones, absorbidas en las proyectadas consti– tuciones. II. ETAPAS EN LA ELABORACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES DE 1896 Pero el esfuerzo realizado no es suficiente en orden a la con– veniente renovación legal de la fraternidad. Y el ministro general, llevado por la experiencia de gobierno y el contacto cotidiano con los religiosos, da un paso fundamental y redacta un nuevo texto de las constituciones; lo somete al capítulo general, para que sea el instrumento de trabajo, con el fin de llegar al documento definitivo. 1. Las constituciones elaboradas por Bernardo de Andermatt En 1896, el ministro general, Bernardo de Andermatt, hace impri– mir un nuevo texto de las constituciones, estudiado y escrito perso– nalmente por él. Su finalidad es clara: adecuar mejor la legislación a las circunstancias en las que de hecho la fraternidad se desen– vuelve. Va dirigido a los vocales del capítulo general, que debe ce– lebrarse en el citado año 95 • 95 Schema novae editionis correctae et emendatae constitutionum ord. fr. mi– norum capuccinorum S. P. N. Francisci. Romae, Typis Vaticanis, 1896. Cf. H. FELDER, OFMCap., General und Erzbischof P. Bemard Christen von Andermatt 1837-1909 und die Erneuerung des Kapuzinerordens, Verlegt bei der Drittor– dens - Zentrale Schwyz 1943, p. 253-278.

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