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270 TARSICIO DE AZCONA No obstante, el problema más agudo consiste en saber si Juana siguió vi– viendo como clarisa, por libre, fuera de dichos monasterios. Sería un caso de. excepción, pero en aquel tiempo no imposible. Parece que por lo menos tenía que haber conseguido alguna facultad jerárquica de exclaustración, que no encontramos. Parece, pues, que se puede aceptar que Juana, obligada a profesar sin vocación y determinada a no abandonar su título de reina no se acomodó a la vida en clausura, y menos reformada bajo la Observancia. Respaldada por la corte de Portugal, que estaba obligada con ella, dejó la clausura y se acomodó en la residencia que le proporcionaron. Mucho más debieron saber los cronis– tas portugueses; pero no lo dijeron. Así Fr. Manuel de Esperan~a, que dedica un capítulo a Santarem y termina: "E noutra occasiao avernos de escrever o que nesta nao dizemos" 57. Da entender que sabía mucho más de lo que allí escribía. 2.6. Rasgos de su personalidad Se puede adelantar que no poseía una personalidad mediocre aquella prin– cesa que se enfrentó a una encrestada montaña de pruebas. Las enciclopedias traen algún retrato de la misma 58 , aunque sin expresar los datos de procedencia Poseemos un retrato coetáneo del flamenco Simón Benning, que la pinta agraciada y con rasgos tan definidos como los que se aprecian en los retratos de Isabel la Católica 59 • No somos afortunados en retratos literarios. Los cronistas portugueses no detallaron rasgos fisicos, gustos, ni aficiones. Se puede afirmar que no poseía un caracter tornadizo, como el de su padre Enrique IV, sino enérgico, como el de su madre Juana de Portugal. Escogió el claustro, antes de ser un juguete de la política peninsular. Man– tuvo, contra todas las prohibiciones, el título de reina y así firmó siempre: ''Yo la Reyna". Parece que debe interpretarse como tesón irrenunciable, no como fantasía utópica y desfasada que no apreciaba el cambio de los tiempos y de las realidades políticas nuevas. 57 ESPERANQA, I, 525, 3. No hemos localizado en Lisboa la documentación aludida por el cronista. 58 Encyclopedia portugueza illustrada, VI, 85, y Enciclopedia Universal Ilustrada Española– Americana, 28, 3.038. 59 BENEVIDES, FONSECA, Rainhas de Portugal, I, Lisboa, 1878, lámina no pag. Está to– mada del árbol genealógico de don Juan I, en Londres, BM, ms., 12.531. La reproduce, recor– tada, SITGES, 115.

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