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TARSICIO DE AZCONA venerar a san Miguel de Excelsis en Aralar, aunque no se pueda pro– bar críticamente los complejos y diversos elementos de la historia de Teodosio de Goñi y de la Aparición arcangélica. Es luminoso com– parar este ciclo en torno a san Miguel, con otros de gran calado: El de la predicación apostólica en Hispania, el del culto local a nume– rosos mártires, el de las apariciones marianas en gran número de pueblos y el de la fundación de ciertos institutos religiosos medieva– les y modernos. La razón no exige practicar el iconoclastismo cristiano; cabe, cuando sea preciso y necesario, aquilatar la devoción de "la gente", para que los cristianos vivan sus devociones en la Iglesia. A pesar de su creencia profunda en san Miguel, el P. Burgui llegó a per– cibir este punto de vista, cuando traducía un epigrama célebre del poeta ger– mánico Owen: Pueden quedar los libros abrasados Y ser los monumentos destruidos; Pueden ser mis escritos arruinados Y los tuyos también ser fenecidos. Mas tales infortunios extremados No de la tradición serán sentidos: Porque en la "gente", mientras haya "gente", Siempre su viva voz es permanente"36_ Apreciaciones finales: l. Conviene no olvidar los planos objetivos cristianos en el tema de san Miguel de Excelsis: el de la teología, el de la historia crítica y el de la religio– sidad devota, concediendo a cada uno su propio valor 37 . (36) Ioannis Audoem epigramatum líber quartus n. 244, obra citada por Chevalier, Topobibliographie vol. II pp. 2748. Nótese la pericia del P. Burgui, al referir una cita tan lejana; (37) Al preparar este estudio, leemos con atención a Juan José Cebrián, Los relatos de la traslación de los restos del Apóstol Santiago a Compostela. Santiago de C., lns. Teol. Compostelano, 2008. Es obvio que se trata de un tema diverso; sin embargo, en la Introducción, 3.-5 Reflexiones sobre el método pp. 15-30, no obstante la seriedad del estudio, notamos que con el método preconizado el hecho compostelano sigue donde estaba, y otro tanto ocurriria aplicán– dolo, salvadas las distancias, a otros semejantes, como al nuestro de Aralar. Llega un momento en que es necesario dejar el hecho histórico en vía muerta. En cambio, la pastoral religiosa, sobre todo, en los casos de mayor calado, tendrá que aquilatar, purificar y promocionar cada hecho sobre las bases firmes de la religiosidad popular. -960-
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