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P. Anselmo de Legarda.-Rasgo~ viscainos de San Ignacio 11 transformación. Sus raione§. tendría para arrojar al fuego,. sin abrir– las,, las cartas de s.u tierra, Y. volver¡¡e a la oración (25). Miraba a &u casa y a su vane a la luz de lo alto 1 e Hum;inado por ella, les dirigió a los, de Azpeitia la· famo'.~ carta para que. n~ se malograra el fruto de su visita. De la .que les hizo cuando salió en– fermo de París, buscando •remedio en el aire natal, (A! 8, 85), "los aires guipuzcoanos que son capaces de resucitar a un muerto",· se~n confesión del P. Isla (26)! Pero si él se alejó de su tierra, el recuerdo de ella reverdeció en su alma algunas veces mediante la lengua,. la música y la danza. De la lengua trató el P, Jorge Aguirre (27) . . Nunca .perdió el gusto e inclinación natural al canto 1 del que sacaba provecho espirituat A veces templaban sus. melancolías tol– cando en su cuarto el clavicordio,. o haciéndole cantar tonadas inge– nuas a un hermano ,coadj,uto·r sencillo y devoto (28)!. A un divino acorde alude, a lo que .parece, al referirse a la visión de la Santísima Trinidad en figura de tres teclas (A. 3, 28), Paréceme oportuno trasladar aquí el epis,odio de la danza, to– mándolo del P. Enri,que Portillo (29). Fué en iParis, en la visita a un! enfermo aquejado de tan extrema trh¡teza que no hallaba remedio para ella. Instóle Ignacio una y otra vez a imaginar lo que pudiera darle gusto y alegría. El enfermo, tras, mucho pensarlo,. se descolgó· con un disparate. Oigámosle a Ribadeneyra: "Una cosa sola'-dijo-se me ofrece: si ,cantásedes aquí un poco ,Y hailásedes al uso de vuestra tierra, .como se ui,a en Vizcaya, de esto me pare¡,e ,que recibiría ·yo alivio y consuelo. -¿De esto-di(jo lgna:.. cío-recibiréis gran placer? ~Antes .grandísimo-dijo el enfermi>. Entonces Ignacio, aunque le pareció que la d~manda era de hombre verdaderamente enfermo, por no a·crecentarle la .pena 1 si se lo n~ gara, y con ella la enfermedad, venciendo la caridad a la autoridad y mesura de su persona, se determinó de hacer lo que se le pedía:. (25) Ribade.tiéyra., o. c., 5, 1, 325. (26,) En cart,a fechada en Pamplona el 31 de junio de 1745. «Biblioteca, de Autores Españoles», de Ri,v,adeneyra, t. 15,, pág. 556. (27) San Ignacio y el idioma vasco..., «Yak!ntzru>, 19316, p,ágs. 2:10~21•t Recuérdese tafnbién el :¡¡,rtículo del P. Plácido iMúj!ca, Reminiscencias de la lengua vasoa en el "Diario" de s. Ignacio, iRIEV, 27, 1936', págs. 00-61. (28) V. Riva.deneyra, o. c., 5, 6, 347, y Leturia, }f)l gentilhombre..., pá– gina 47. (29) El original m.anuscrito de la primera edición crutellana de la Vida de N. P. San Ignacio, por el P. Rivadeneyra, «Razón y :F1e», 42, 1916, 2!~2981. Ese pasaje se borró en el original y no se imprimió. Después del P. Por– tillo, lo publicó •en Bilbao •«El Mensajero del Corazón de, Jeaús», 63, 19-18, 12!H30. Lo tr:anscr!:bo cambiando lig•eramente ortografi¡¡, y puntruación•.
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