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8 P. Anselmo de Legarda.-Rasgos vizcaínos de San Ignacio desea, y les increpa con tal eficacia ,que todos quedan espantados (A. 4, 38). Con todo, tan refrenada tenia la cólera y sus arrebatos que "sa– bida cosa es que en más de treinta años nunca llamó a nadie ni necio ni bobo, ni dijo otra palabra de que se pudiese agraviar" (15). Miedo, grande miedo, pasó al internars'e por aquel camino es– trecho junto al río. "Y ésta fué la más grande fatiga y :penalidad corporal que jamás tuvo" (A. 9, 91). Se estremeció y se le espeluzaron los cabellos en Alcalá la noche que tuvo que habérselas con duendes, trasgos o demonios (16). Un siglo después continuaban todavía esos desagradables huéspe– de·s turbando la paz y el sueño de los jesuítas de Alcalá, Y es rara casualidad que escogieran para sus travesuras a un hermano que se llamaba Zárate, de nación vizcaíno (17). Tenacidad.-La constancia y firmeza de voluntad, cualidades que se consideraban innatas en lo más granado de los vizcaínos, resplan– decieron singularmente en el fundador de la Compañía. Cuando determinaba seguir el mundo (A. 1, 4) y veía que un hueso encabalgado sobre otro y la pierna más corta iba a defraudar sus esperanzas, sin más que apretar mucho los puños, pasó aquel doble desconcierto de los huesos y martirio de toda su persona, Decidió ir a París a estudiar, y ni el peligro de quedar espetado en asadores le infundió temor (A. 7, 72). Tesón inquebrantable demo·stró en los preparativos y en el paso a Tierra Santa (A. 3, 35; y 4, 43; y 4, 45 y 46). Concibió el propósito de navegar de Valencia a Génova y, a des– pecho de Barbarroja y sus galeras y "otras muchas cosas que le dijeron, suficientes para ponerle miedo, con todo, nada bastó para hacerle dudar" (A. 9, 90). No a todo·s ni siempre placía es.te rasgo admirable de su carácter. En un momento de rebeldía llegó a decir el portugués P. Simón Ro– dríguez (18) : "Vos habéis de saber que e1 P. Ignacio es buen hombre (1.5) Ribadeneyr.a, o. c., ,51, 6, 348. (16) Lo refiere Ribadeneyra, o. c., 5, 9, 3165. Lo supo de labios del pro– pio San Ignacio. V. «Razón y Fe», 4:2, rn,1,5, 296. (17) Véa:nse 1a.s Cartas de algunQ8 PP. de la Compañía de Jesús, t. I, «Memorial Histórico Español», t. m, págs. 169•170. Cartas posteriores contie– nen nuevos datos. (18) Oonst,a en carta del P. Cámara a Roma, 7 de enero de 1553, Epts– tolae Mixtae, t. ITI, pág. 34 ; reproducida también por A. .Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en su Asistencia de España, t. I, Madrid, 1912, pá– gina 5,9¡¡_ Agradezco al P. Rafael Ola,echea, s,. I., la compulsación de este dato.
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