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8 P. Anselmo de Legarda.-Primicias del vascuence... GALDUDA VA.-Pero el cotejo de tetxos demu¿stra palmaria– mente que la forma galduda va es la primera de las impresas co– no ;idas hasta el presente. En consecuencia, habremos de 1-espetar– la y aun admitirla como gl.'nuir:amcnte vasca en su totalidad, le– vantando la censura de hibidri::mo lanzada por Mayans, e implíci– tamente por los modernos, contra la segunda parte del refrán. Galiluda va, es decir, galdu da ba, suena a frase netamente eus·• quérica en todas ::,us sílabas. Así lo entienden quienes han mamado el vascuence familiar; igual en Vidania que en Rentería. Emplean e:I ba final para afirmar categóricamente, para reforzar la afirma– ción. PATERNIDAD DE LA OBRA.-Quien hojee ciertas historias de la Literatura castellana aparecidas en la segunda decena de este Eiigl'o, no en la actual, quedará sorprendido al tropezar con dudas rnbre la recta atribución de los Refranes al Marqués de Santillana. Acaso el que con el seudónimo de Urban Cronan dió a la es– tampa los Refranes en la "R-cvue IIispanique" en 1911, fué quien inoculó sus dudas a Cejador y a Narciso Alonso Cortés. Ciertamen– te se las contagió a Fitzmaurice-Kelly (1916), pues en la primera ~dición de su Historia de la Literatura no vacilaba el hispanista inglés. La opinión de Cejador merece tenerse en cuenta por la falsa razón alegada (25): "La colección de Rejranes que dicen las vieja, tras el fuego se le ha siempre atribuído, pero quizá sin fundamen to y a la verdad no cuadra este gusto por lo popular con las afi– ciones del Marqués". Dormitaba el famoso eusquerista aragonés al considerar a San– tillana incapaz de gusto por lo popular. Para volver en su acuer– do hubiérale bastado refrescar sus lecturas o acudir a V. García de Diego (26): "Finalmente Santillana no desdeñó las bellezas d'=' la literatura popular: así se entretiene a veces en glosar lindas can– <:ione3 populares, como en el villancico que dedicó a sus hijas; con más frecuencia glosa refranes conocidos, por ejemplo en el clezir contra los aragoneses y en algunas canciones: en el soneto II (edi– ción Amador) parece haber tenido presente un romance perdido (25) Historia de la Lengua y Literc.iura Ccm:elk,na, t. I, Madrid. 1915, pág. 291. En la opinión de Cejador lhabrían influido sus buenas relaciones con Foulché? (26) Prólogo a su edición de Ca:ncicnes y decires del Mcuqués de San!illana, "Clásic-cs Castellanos", t. 18, Madrid, 1913, págs. XXXI -XXXII.

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