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ÍO P. Anselmo Je i.~garda.-Pedro de la Renteria y ei P. Las Casas clérigo sevillano siente en su alma impulsos saludables. Una vez es el recuerdo de la predicación de los religiosos de Santo Domingo en la Española; otra vez, el desaire cuando un dominico se niega a confesarle y absolverle mientras tenga indios. Vienen luego la pre– paración de los sermones para Pentecostés y sus lecturas sobre el derecho de los indígenas, Resuelve cantar a coro con los dominicos, previa renuncia a su repartimiento de indios en manos del gobernador Diego Velázquez. El de Cuéllar se maravilla de cosa tan nueva y monstruosa. El día de la Asunción de Nuestra Señora predica el clérigo y es– panta a los oyentes con su doctrina sobre la imposibilidad de sal-– varse con repartimientos de indios. Duda de la eficacia de sus pa– labras y decide echar mano de un remedio supremo: el recurso ai rey. Tanto a su renuncia efectiva de los indios encomendados, como al paso a Castilla opónese la comunidad de bienes con Rentería, a la sazón ausente, en Jamaica. El tiempo apremia. Decide escribir al devoto socio manifestándole su determinación de cruzar el océano. En cuanto recibe la carta Pedro de la Rentería, leva anclas y se a.presura a tornar a Cuba. Antes de llegar a tierra, le sale al en– cuentro en una canoa el padre clérigo Las Casas y sube a la cara– bela. Rentería reclama el derecho de pasar el primero a Castilla pa-– ra los santos fines que a su tiempo le descubrirá (33). "Idos a tierra y rescebido Rentería del gobernador y de todos vi– sitado con mucho placer, porque de todos era muy amado, llega– da la noche, quedando solos, acordaron de descubrirse la causa que cada uno pretendía de su jornada"... (34). El resultado del coloquio y amigable contienda fácilmente se de– ja entender. Manifiesta Rentería su compasión, sobre todo por los niños, y su esperanza en una relación oral al rey. Admirase el cléri– go de la providencial coincidencia de su pensamiento con el del ami. go, da gracias a Dios y rompe en un discurso sobre el lastimoso es– tado de las Indias. Rentería considera más eficaz el viaje de su amigo y le insta a pasar a Castilla. Le ofrece la parte de su hacienda y lo que trae en la carabela: muchos puercos y puercas, pan cazabí, maíz y otras (33) Cf. Historia..., III, 79 y 80; BAE, 96, 356-359. (34) Historia..., III 80; BAE, 96, 359.

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