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P. Anselmo de Legarda.--Desahogos cristinos en 1835 7 amparo que la boda de los árboles, y ésa, para nosotros, !ie nos ha caído. Y para que creáis en mí, tomad el -catalejo (19) y veréis el desengaño. Convento de Vera a 23 y medio de septiembre de 1834." (20<) El pronóstico "sin pluma,s y cacareando", queda ya registrado, Ninguno de los que colaboraron en la ilus.traciún del libro del boticario de Le•saca, es un mo-delo de es.tilo. Pero entre todos descue– lla por su ineptitud el que fecha "en Elesaca a 1~ de marzo de 1835!' una sarta de dislates con aires de proclama de Mina. Habla de los cañones recién cogi>dos "en las inmediaciones de Elizondo", amenaza tres veces con el degüello total "desde el más chico al má,s grande" y anuncia como hecho inevitable que "van a ser arrasada,s estas cuatro provincias" (21). Terminaremos con una amarga lamentación que, si no es co.pia, merece para el amanuense un puesto di,stinguido entre los que bo– rrajearon en el libro: "Es una vergüenza-escribe-lo que pasa en España. ¿En qué nación se ve lo que en ésta? Hijos en contra de los padres; los padres en contra de sus hijos; hermanos en con1'ra de sus hermanos; espa– ño1les en contra de españoles. Vergüenza me da de esfar en España. Y -todo esto se sigue 1por no :haber una reguridad sobre lo,s castigos. ¿Quién ha visto hacer la guerra lo,s curas, fraile's, estudiantes, el pai– sano? Po•r consecuencia, cada uno debe trabajar en su oficio: el pai– sano, en sus negocios urgentes a su familia; el cura, en su par,roquia, o rompiéndose las cejas a estudiar; el fraile, en §U oratorio y cfücios; el soldado, a la guerra." Así eran los ocios de los soldados de Maria Isabel por tierras de Cinco Villas. carmo, son expres10n auténtica de la ternura y ;preocupación que siempre sintió el genere:! por sus soldados. Azcon,a, o.e.. ien la secciÓlll de correspon– dencia, págs. 4194 y sigs., ofrece cartas y documentos de Zumalacárregui con expresiones eonmo:viedoms. (1'9) ¿E,ra f.amoso Zumalacárregrui por su ca.talejo, aun ,ant;es de paseer el de Wellington? Véasie Azcona, o.e., pág. 551, y Pirak\i, o.e., t. I, pág. 544. (200 Imagino que el convento será el de capuchinos, donde a la sazoo estarían alojados los cristinos. Pues Zara.tiiegui, Vida y hechos de don Tomás de zumalacárriegui, san Seba,stián, 19~6, cap. V, pág.. 2102, al enumerar los pu~blos con guarnición cristina en septiemlbre de 1J8334, cuenta a Vera.. El convento, en mayo del año siguiente, estaba reducido ,a ctenizas, quemado por Rodil, según nota a Chao, Viaje..., pág. 83·. (21) Verdad es que la auténtica proclama die Mina en Narvarte, después de los fusilami,en tos e incendio de Lecároz, no campaba por SIUB expresiones suavies ·e insinuantes. Véase Azcona, o.e., págs. 3·,77 y 52:3; y iPirala, o.e., t. I, pág. 505. Iribarren, en el artículo citaido, pág. 485 y nota correspQ[ldiente, ofrece una eX:celente descripción de la espantosa jornada de Lecároz.
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