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6 P. Anselmo de Legarda.-Desahogos cristinos en 1835 que a tu hermano en el mundo intentaste el degollar. CONTRA ZUMALACARRBGUI.-MaJparado sa•le as1m1smo el ihii.,jo de Ormáiztegui. Hemos visto ya que, a,1 vaticinarle al rey su ajusti– ciamiento, no se le perdía de vista al general: Y también Zumalacár.regui te acompañará de la mano. Otro nos da una proclama burlesca: "Comandancia General de la Rebelión de Navarra.-Don Tomás Zumalacárregui, Virrey de los Bosques y Montañas, General en Jefe del Ejército usurpador de Carlos V, Juez protector de los CabeciHas, Presidente de las lnjustli– cias, condecorado con varias cruces de distinción de romanos y bolsillos." (15) "Navarros, guipuzcoanos, alaveses y vizcaínos: Deseoso de ma– nifestaros"... Un tercero, como corolario de la pro,clama truculenta de Mina después de lo de Lecároz, escribe: "Uon Tomás Zumalacárregui será afusilado adonde ~e coja." No soñaban que, pocos meses después, una bala perdida iba a poner fin a las victorias del temido general y dar princLpio a la decadencia de la Otusa, ;roída de envidias e intrigas. NAVARROS, GUIPUZCOANOS, ALAVESES Y VIZCAINOS.-La pro– clama o decreto burlesco de Zumalacárregui, cuyo enca•bezamientb a,ca•bamos de ,cop-iar, •continúa de este modo: "Deseoso de manifesta'– ros lo agradecido que estoy por lo bien que hemos sacrificado a vuestras familia,¡¡ y los demás que cubrieron Io·s caminos con comes– tibles, tengo el honor de concederos los artículos siguientes: "Os haréis lo más pronto que se pueda con una hoz de raspa– daña (?) para embarca,rnos con ,pretextb de ir a ,trabajar a países extranjeros, y de es,te modo conseguiremos nuestra pel'dición, Porque para nosotros, se han helado la·s viñas (1·6) ; lo,s trigos, se los ha tra– gado el cólera mormo (17), y así, hijos rnfos (18), ya no tenemos más (15) No alcanzo eso de las condecoraciones. (16) ¿Flué reelmente el 34 afio dé malª" cosecha de 'Vino y trigo? IDe hecho fué muy corta la de cereales lllln 1837 y todavía se ensañó en ella la pedregada, según datos dé Azcona, o.e., pág. 488. Ahi mismo se advierte que «la ~gricultura, por cau~ bien notorias, ha decaído extraordi– nariamente». (17) Escribe en 1834, año del cólera morbo y de la matanza de frailes. Aquí da los trigos al cólera, como podíe; dárselos al diablo. (18) A pesar de la zumba con que se han escrito estas palabras de
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