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FERNANDO DE MENDOZA incendio por la nueva disposición del altar mayor, de complicado mecanismo. Antes de manifestar al Señor, cierto artificio de pól– vora disparado lanzaba rayos sobre el trono destinado al Santí– simo que se veía en medio de ángeles entre colgaduras de rasos y damascos, infinitas luces, espejos, estatuas, escudos, flores natu– rales y artificiales. Al ocultarse el Sacramento una nueva tramoya de luna y estrellas hacía aparecer un cielo nocturno. En la interminable procesión del primer día tomó parte toda la representación de la ciudad, emulando religiosos, eclesiásticos y seglares en darle el mayor esplendor sin reparar en gastos. Estuvo presidida por el P. Provincial José de Mena, llevando el estandarte de la ciudad su Procurador general don Juan Fran– cisco de las Cuevas Nanclares y cerrándola el Alcalde don Juan Joaquín. Hurtado de Mendoza, señor de las casas de Mártioda y los H'.uetos. Como delicada atención de los Dominicos hay que señalar el detalle de dar escolta con lú.ces encendidas a la imagen de San Buenaventura, fraternizando así tomistas y escotistas. Recorrió primeramente la calle de Cuchillería y el Portal de San Marcos, encaminándose a la iglesia de Santiago. Recibiéronla los canónigos y se entretuvo la música en cantar sus letras con intro– ducción, recitados, arias y coplas. Siguió a las Dominicas de Santa Cruz y a Santo Domingo después, con los consabidos estribillos, arias, recitados y coplas, y tomando la Herrería hizo alto en San Pedro, donde la música estuvo a cargo de la Universidad, que entonó sus villancicos de estribillo, aria, recitado y coplas. La procesión por la plaza de San Francisco y casas consistoriales, donde la ciudad disparó tina batería, llegó al Convento de Francis– canos entre estruendo de campanas y cánticos redoblados ( 2). ¿Por qué no hizo un alto en las Clarisas, que casi estaban al paso, y que habían trabajado en la confección de las ropas' p ¡a.ra los santos que ahora recibían los honores del culto? Acaso resultó la procesión demasiado larga, y así como no era factible (2) Lo que eran entonces las proximidades del Convento de San Fra'ncisco véase en Gz. de Echávarri Vitoria y sus cercanías, 2,• edición. Vitoria 1904, págs. 100 y si– guientes.

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