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- 57- cios de mesa, compra de monedas de oro al cambiador de Pamplona Juan de Conches, 14 estrellas de oro para el pala– cio de Tafalla, multitud de collares, entre ellos uno de oro que la Reina dió al Rey en estrenas, una copa de oro, y mul– titud de obrc1s por el estilo. En unión de P. 9e Villava trabajó tres candeleros:de pla– ta p~ra la mesa de la Reina, grabó las armas de ella en 30 ta– zas de las 50 que Pamplona había dado en solemnidad del bau– tismo del infante, doró 21 de las que fueron de la condesa de Foix y la naveta del incensario que servía en la capilla real y dispuso varias otras obras para el viaje del Rey a Francia. Terminaremos esta enumeración con algunas otras obras: una celda por agoa benditta por la Cama (sic; del Rey; dos vinajeras de plata dorada para la capilla; un relicario de oro para la Reina, que llevaba una imagen de San Miguel (do es vn ymagi'} de Sant Miguel); un aguamanil de oro; arre– glo de las grandes balan9as de nuestro contador de Cuer– das; 16 botones de oro puestos en un relicario en manera de Arpo; dos pares de bloquetas de plata para María, hermana del Rey; dos pometas de oro esmaltadas puestas sobre un gobelet (et) aiguera de oro también; adobar nuestra aguy– lla de mar; picheres (nombre vasco corriente entonces), ay– gaeras, etc. Si el lector me pregunta qué diferencia de forma hay en– tre aiguera y picher, no le sabré contestar. Yo traduzco por jarra ambas voces. No deja de ser curioso oir hablar en Navarra de las gran– des bulanzas del contador de cuerda y de la aguja de mar. Al decir el ms. que el relicario que hizo Boneau para la Reina llevaba una imagen de San Miguel y al recordar los án– geles de butor, nos viene el pensamiento de que el platero se

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