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-52- de casa, antes bien lo aplaudía y estimulaba. Esto como aquello era de su agrado, y alternativamente lo mostraba en los encargos que hacía, sencillos o de importancia, confor me la ocasión se presentase. Que se posesionaron de los adelantos extranjeros y tal vez de los gustos de •fuera no es difícil admitirlo sabiendo có– mo Hegaton a trabajar juntos unos y otros argent.eros. De Egüés afirma un documento que hizo un collar para regalar el Rey a Mosén Beltrán de Ezpeleta, el día de su cauaille– ría, a la manera de París, -de seis o más dedos de ancho. Qué habrá de entenderse por estas expresiones a la ma– nem,de París, de la fayzon de Castieilla, que en los do– cumentos ocurteu? No lo sé. Evidentemente no se refieren al procedimiento del trabajo, sino al resultado, a la aparien– cia: forma externa, color, combinación, gusto. Al hablar de una escala de plata, obra de Zuasti, se dice hecha ala fay9on de bayotta. El mismo documento nos hace saber después que la escala llevaba su pie de bayona. La modalidad, pues, no estaba en la escala entera, sino en el pie solamente. lndicatodo esto, sin embargo, que no se miraba con ma– los ojos la moda extranjera, que se adoptaba y se hacía un méritO' de ella. Sabemos que los plateros Boneau y P. de Villava se tra– taban en amistad; que Villava prestó alguna vez su firma a Concelin Blanc, que no sabía escribir; que Bonte hizo lo mis– mo y por la misma razón con Hans y con Bartolomé del Puy y que ·sancho deRoncesvalles se valía de G.ª de Oscoz; que Bonean y P. de Villava, ·Ochovi y Oscoz trabajaron alguna vez unidos; que Colin de Lyz tenía su taller en la tienda de Mígue!Périz deEsparza; que en París hacían labor común Perrin Frez.et y Conrát de Rodér y que también, al menos en alguna o·easión, colaboraron Egüés y Ochovi.