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XII Filiación artística Si yo representara el papel de erudito (Dios me dé el buen juicio de no meterme en camisa de once varas), haría aquí una excursión por los bosques y campos dilatados de la historia, en compañía de media docena de alemanes y france– ses, que conocen todos los recovecos de estos paisajes corno los rincones de su casa, y embromaría al lector barajando nombres exóticos de plateros antiguos y modernos, medianos o excelentes, egipcios, europeos o chinos. Pero no se hicie– ron para mis ojos las antiparras eruditas. Dejemos a cada uno lo suyo y a Don Quijote recorriendo los campos de Mon– tiel, y volvámonos a nuestros plateros para decir de ellos lo poco que sepamos. Tres grupos, casi por igual nutridos, podemos formar de los artífices cuyas obras aquí enumeramos: navarros, france– ses y los restantes, o sea los de otros países y de proceden– cia desconocida. Contamos como navarros rnientras·otra cosa no se demuestre a Zuasti, los Villava, Ciaurriz, Egüés, Ocho– vi, Oscoz, Guillém Pérez, los Garvain, Roll de Arrarás y Salinas: ellos son los sucesores de Martín, de García, Pérez de Lerín, Pérez de Esparza, Viscarret y otros.-Son o pare– cen franceses Boneau, Conchet Godefroy, Conrat de Roder, Floury, Frezet, Mayer y Bartolomé de Puy. El tercer grupo lo componen los peninsulares Murcia, Ferrando de Se- 4