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VIII El esmalte Si de tiempos anteriores no podemos afirmarlo por falta de datos, en el de Carlos el Noble caminaban a la par en Na– varra el trabajo, el gusto y el arte de la plata y el del esmal– te. No que antes no se conociera y fabricara en Navarra el esmalte; mas sí que tuvo entonces un desarrollo importante, que constituyó modalidad argentera. A mediados del siglo XIV ya se habla de joyas de plata esmaltada. Esmaltadas eran las dos lámparas de plata, de dos marcos y medio cada una, que el año 1365 mandó el Rey po– ner delante del altar mayor en la Catedral de Tudela a reve– rencia de la Virgen. Al final del siglo abundaban, como puede verse en la enumeración de las piezas de plata vendidas por et Rey en 1397 y 1398. Después se hizo tan frecuente el esmalte que se llevaba a veces como adorno de ta ropa y hasta de las guarniciones de los caballos. Del cáliz de Ujué nos ocuparemos al hablar del platero Ferrando. Esmaltadores fueron, entre otros, los plateros Miguel de Zuasti, Bonte, Boneau, los Garvain, Colin de Liz, Hance Crest, Perrin Frezet, Mayer y Pedro de Villava. (Véanse: R. 61, f. 92 v.-C. 20 n. 108-95,62-82,3)
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