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IV Los regalos de plata en la corte de Carlos el Noble Un sostén del trono constitufan entonces en Navarra la concesión de honores, los ascensos en la escala jerárquica y la distribución oportuna de mercedes pecuniarias, fincas y señoríos. Igual que en todas partes. Pero tal vez más que en otras partes eran frecuentes los regalos de ropas y de plata labrada. En todo ello jugaba el agradecimiento del monarca, su ingénita cortesanía, el bien parecer, la vanidad acaso, y esa previsión que, al tiempo que procura embotar los aceros enemigos, busca sabiamente adhesión y amistad para el día de mañana. Naturalmente, la sonrisa de un rey es mucho más amable cuando la dádiva la acentúa. La .distribución de ropa y objetos de plata no carece de dificultad. El estar admitida por la costumbre esta práctica evitaba toda inconveniencia nacida de una delicadeza asusta– diza. Pero si las ropas tenían la ventaja inherente a ser ob– jeto de necesidad y de ostentación, y no hay que decir que en muchos casos vendrían como anillo al dedo ¿cómo salvar el escollo de la comparación entre los diversos agraciados? ¿Cómo dar en calidad y en color con el gusto, alguna vez es– trafalario, de éste y de aquélla? De aquélla sobre todo, que en algún caso se creería ir vestida de carnaval. Mas en fin,

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