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MARQUARTSTEIN, INTERNADO OFICIAL DE BAVIERA 5 tál: asignaturas obligatorias, trabajos escolares en equipo, cursillos especiales, con– ferencias, coloquios .. Se estimula a los internos a la destreza física mediante tra– bajos manuales, ejercicios deportivos y gimnásticos regularizados. No tanto nos interesa la acumulación de conocimientos como la actualización de las facultades, la idoneidi.d y capacidad en las diversas materias. La aplica– ción, la constancia, la rectitud y la nobleza de carácter son los preliminares de nuestro sistema educativo. El ocio.-El horario de Marq. consta de tensiones y distensiones; a cada hora de trabajo intenso sucede un rato de descanso, que no es precisamente de holga– zanería. El trabajo en :os talleres, dirigido por maestros y técnicos, da .un sentido y una dirección al vigor impetuoso e indefinido de la· edad evolutiva; despertando formas y expresiones (Gestalten) artísticas. También la música, el teatro, lá gimnasia contribuyen a esta formación y relajamiento del espíritu. Finalmente el ocio ayuda a la reflexión, al examen de conciencia, a la observación de aquellas cosas que no parecen tener una aplicación inmediata y que en la soledad se dejan percibir (introspección y observación de la naturaleza). El orden.-Sus normas no siempre coinciden con las del propio hogar. El orden debe comenzar por el pupitre, por la limpieza y por la puntualidad al horario. El orden externo es la infraestructura del interno: dominio de sí mismo, disciplina de la inteligencia, orden en el modo de conducirse y en los juicios de valor. Orden significa, sobre todo, buena disposición para acatar las instrucciones, imitar los buenos ejemplos, respetar lo prohibido y obedecer, mas no mecánicamente, sino por convencimiento, con plena voluntad, al dictado de la prudencia. Este sentido del orden, amasado de justicia y libertad, es el "orden verdadero", premisa de toda vida en común. Vida en comiin.-No basta la simple actitud pasiva de los alumnos ni en los trabajos en equipo, ni en los deportes ni en las manifestaciones reli<i;iosas y sociales. Nuestra comunidad debe vivir de la mutua confianza y de la honradez más ab– soluta. Exige afecto mutuo y disposición sincera a cooperar con el prójimo, según la Ley de Dios y las exigencias sociales. La vida en com-:i.n, las tareas, equipos deportivos, viajes, excursiones, paseos, la semana anual C:e esquí. los juegos, bailes y festivales contribuyen a crear el espíritu de convivencia; lo mismo que las conferencias, disertaciones, coloquios, funciones de teatro, asistencia colectiva a los conciertos, participación en las funciones reli– giosas del Centro, etc. Cada día ofrece el internado múltiples oportunidades de ven– cerse a sí mismo y de educarse en el servicio de los demás, El cumplimiento del deber, individual y colectivo, acomodado a la capacidad de cada ,cual, requiere sentido de responsabilidad y vencimiento propio, c¡:ea el sentido del orden y el sentido comunitario y prepara para el ejercicio recto de la autoridad. La comunidad se nutre de la libre cooperación de sus miembros; quien se mantiene·a1 margen, se condena al ostracismo. Por eso vigila JVIarq. la sensibilidad y capacidad de sus internos y busca, con su trato afable, los procedimientos más adecuados para que .cada cual pueda desarrollar su personalidad dentro del cuadro colectivo. Tanto perjudican a la vida comunitaria las singularidades, como la uni– formidad borreguil. Ni snobismos ni masificación. En educar a los alumnos para formas comunitarias más trascendentales (profesión, pueblo, Estado, Iglesia) ci– framos nuestros empeños. EDUCADORES El educador, además de Profesor (con no más de doce horas se- manales de clase), tiene a su cargo un grupo de niños, no su– perior a quince. que forman una unidad comunitaria (Kameradschaft). Los más pequeños están encomendados a señoritas.

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