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334 CALDERÓN gunos otros jefes y oficiales que mostraron mayor arrojo y hasta más pundonor que el propio don Pedro Faxardo y Zúñiga, marqués de los Vélez. Por su impericia, y por falta de valor y de perspicacia 11 acaeció el descalabro ante las puertas de San Antonio y entre los muros del castillo de Montjuic, con más de ignominioso que de catastrófico, pues apenas hubo 70 muertos, aunque alguno tan ilus– tre como el duque de San Jorge (26 de enero de 1641). Contra el pa– recer del marqués de Torrecuso y de los maestres de campo Simón de Mascareñas y marqués de Mortara y del teniente general de la caballería de Ordenes, don Alvaro de Quiñones, ordenó el de los Vélez la retirada del ejército de su majestad hasta la campaña de primavera. Conclusión defendida por un soldado del campo de Tarragona. Entre los humillados y cabizbajos, don Pedro Calderón de la Barca, que había hecho reverdecer laureles de gloria militar ante los muros de Martorell 12 • Permaneció con su batallón de corazas en el campo de Tarragona hasta el mes de octubre de 1641, período en que se le brindaron un par de ocasiones, como la del desembarco de víveres, en que mostrar nuevamente su valor y su acerado temple, y muchas y muy continuas en que afrontar un hambre canina. Cuen– ta el capitán Juan Pacho y Zúñiga que no habían quedado en el campamento «borricos, caballos, hacas, machos, mulas ni otras sa– bandijas que por orden del General no se matasen, para dar ración a la tropa... Hubo soldados que desenterraron muertos para co– merse, después de cocidos, sus pies y manos». Entre las víctimas de la peste y del hambre y los desaparecidos por deserción, calcula el capitán Zúñiga en 8.000 las bajas. Y no exagera, pues en el in– forme que habrá de entregar al monarca el caballero don Pedro Calderón de la Barca, redactado por el capitán general interino, marqués de la Hinojosa, apenas se contaban 9.000 combatientes de aquellos 22.000 revistados en Zaragoza 13 • En un ambiente, aún no tan calagurritano, pero sumido en fuerte depresión por el reciente descalabro de Montjuic, se aventura el sol– dado leal y laureado dramaturgo a deshacer los pretextos de la in– surrección catalana y a reavivar en las gentes del Principado aquella su nunca desmentida fidelidad a su rey y señor natural. 11 Consulta de Estado y Guerra: AGS, Estado, 2665. Madrid, 19 de febre– ro 1641. 12 Informe certiifcado del teniente general de la caballería de Ordenes Militares, don Alvaro de Quiñones, ap. FELIPE PICATOSTE y RoDRíGUEZ: Biogra– fía de don Pedro Calderón de la Barca. Madrid, 1881, p. 46. 1 3 M. H. E., XXV, 520.

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