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ACTAS CONGRESO INTERNACIONAL 1981 331 produjo los efectos de una onda expansiva; rompió la concordia hasta en los lugares que mejor la venían manteniendo con las com– pafiías alojadas. El diputado militar, Francisco Tamarit, fue encar– celado (18-III-1640) como figura más relevante de los que se opo– nían a los llamados alojamientos a discreción. El paisanaje, que para aquellas fechas se había cobrado víctimas, como el capitán don Juan Niño, asesinado con dos de sus soldados, el día 14 de febrero, aún se enardeció más vivamente, aguijado por emisarios secretos que consideraban insufrible contrafuero la suerte de su di– putado. El marqués de los Balhases, jefe supremo de aquellos desta– camentos, daba por arruinado aquel su ejército, a los dos meses de la campaña de Salces. Uno de sus Tercios, el del napolitano Maestre de Campo, Leonardo de Moles, fue duramente hostigado por la par– tida de fadriques de Santa Coloma de Parnés, que el 30 de abril ha– bían quemado vivo al caballero don Juan Miguel de Monrodón, el alguacil que arrestara al diputado Tamarit. Don Jacinto Valonga, auditor de guerra por su majestad, oyó muchas quejas contra dichos napolitanos, por sus extorsiones. Pero evitaron los choques y los encuentros con la población civil. Al verse asaltados en su refugio de las Mallorquinas enderezaron hacia Riudarenas, en el veguerío de Gerona. Dícese que entraron violentamente en su iglesia para robar la ropa y enseres que, por mejor resguardo, habían dejado los ve– cinos; ello es que ardió el templo. El obispo de Gerona, Francisco Parcero, presionado por las autoridades catalanas, fulminó la exco– munión contra aquel Tercio; con lo que entregó a los fautores de la rebelión la baza más preciosa para granjearse la adhesión popular, El día 7 de junio de 1640, Corpus de sang, caía asesinado el repre– sentante de la Corona, don Dalmau de Queralt, conde de Santa Co– loma, virrey del Principado de Cataluña. Para aquellas fechas el presidente de la Generalidad, Pau Claris, había tanteado la compli– ddad francesa en su resolución sediciosa. Y la Corte española no tardó en saberlo 2 • El desconcierto de Olivares, Conde Duque de San Lúcar la Mayor, fue en aumento; puesto que lo padecía por lo menos desde la cam– paña de Leucata (año 1637), en que creyó notar mucha tibieza en las autoridades de Cataluña con respecto a los intereses de la Monarquía Católica. Le faltó decisión, porque le aterraba que se le pudiera acusar de agresor. Y cuando en la sesión de 14 de agosto de 1640 propugnaba ante el Consejo de Estado y Guerra paz a toda costa; y 2 Felipe de Guevara, hijo del conde de Oñate, informa a:1 rey desde el castillo de Perpiñán, 15 de junio 1640: AGS, G. A., 1329. Jacques de Brecht al .Señor Conde Duque, mi señor. De Madrid, a l.º de agosto de 1640: AGS, E. K., 1419. EuLoGIO ZUDAIRE HUARTE: El Conde Duque y Cataluña. Madrid, C.S.I.C., 1964, p. 327 y 468-469,

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