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33& CALDERÓN ¿En los catalanes, cuyos sacerdotes no sienten escrúpulo por derra– mar sangre cristiana o en nosotros que, al ver un sacerdote, nos echamos a sus pies, le damos• buena acogida y le reconocemos sal– vaguardia de tantas vidas y haciendas? «El tercer presupuesto: que el exército de su Magd. abrasa; roba, fuerza, despedaza y hace esclavos», no le merece respuesta; porque la experiencia cotidiana lo viene desmintiendo, desde que las reales armas hicieron su entrada en el Principado: en vanguardia, el per– dón general y la invitación a la paz y a la concordia, con plena garan– tía para todo su régimen foral. Y no son pocos los que van prego– nando que, por merced de los vencedores, escaparon con vida. «Redargüirásme agora con el caso de Cambrilles». Incidente des– afortunado por un error de la Infantería que, al notar cierta agita– ción entre los prisioneros, temieron intentaran fugarse a un bosque cercano; y el desorden que se originó fue causa de que se siguieran algunas muertes. Y no hubo más, por la presteza de los jefes en res– tablecer el orden y la disciplina 19 • ¿Qué justificación puede darse, en cambio, del asesinato a sangre fría, de los enfermos y heridos hospitalizados en Villafranca del Panadés? Y ¿cuál el haber profa– nado los franceses en Lérida el claustro de las relígiosas? Franceses acudieron a la defensa de Lérida, a las órdenes del aventurero Saint Pol, por lo menos desde el mes de octubre de 1640 20 • Cierra Calderón su razonamiento con una refutación general de los pretextos de Cataluña para justificar su rebeldía. En las circuns– tancias actuales, no existe ninguno de los motivos que puedan coho– nestar el hecho de alzarse en armas contra su rey y señor natural : ni la conservación de la fe, ni la libertad de la patria, ni la defensa de la vida. Con lo que «vienes a ser homicida de ti misma, tomando por tu mano mayores daños de los que pudiera hacerte el que siendo padre llamas enemigo». Mucho más ventajoso te ha de ser entregarte como hija que ser conquistada como nación extraña. El rey no pue- 19 El marqués de los Vélez comunica al rey el infortunio de Cambrils, que a todos los jefes y oficiales dejó muy apesadumbrados: «... y fue que estando en esta disposición, con ocasión de que un soldado de la ynfantería quiso quitar la capa a uno de los rendidos y que él la defendió, se mouió una altercación contra ellos, que diciendo se huyan cayeron los soldados de a pie y algunos de la cauallería con tal furia que mataron más de 300 y hirieron ciento... Y el exército ba con tanta obstinación y odio contra los naturales desta provincia, que temo otros subcesos semejantes». Cambrils, 16 de di– ciembre de 1640: AGS, G. A., 1331. No queda muy airosa la postura de Calderón ante la precedente confesión de parte. 20 JosÉ SANABRE: Acción de Francia, p. 108. Sobre el degüello de 60 sol, dados enfermos en Villafranca del Panadés, «M.H.E.», t. XXV, p. 471. Una versión extraña de lo acaecido en Lérida con las religiosas, ibíd., pp. 721-723.

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