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JOSÉ A. DE DONOSTIA >>en donde hallé como doce hombres, que formando un cír– »culo estaban de pie fuera de la reja que está ante el altar' >>y tres mas dentro de ella sobre la grada ó tarima del altar »y en su centr9, cuyos nombres son, según me informó el >>referido alcaide, Domingo Abanz, natural de Ezpeleta; i>Pedro Gameto, natural de Macaya, y Pedro Andicol, natu– »ral de Valcarlos; quienes tienen sentencia de horca, pronun– >>ciada por la Real Corte, por imputárseles el robo sacrílego >>del simulacro del arcángel san Miguel, y de algunos vasos >>sagrados de su iglesia o basílica, sita en los montes llamados >>de Aralar en este reyno: todos tres estaban de pie; dos de >>ellos tenían asido con ambas manos un cáliz, en que había >>parte de sanguis; y el tercero lo tenía con la mano sinies– >>tra; y entre los dedos índice y pólice de la diestra tenía >>la ostia consagrada perpendicular sobre la copa del cáliz; >>al mismo tiempo advertí mucha parte del sanguis derrama– >>do sobre los corporales y mantel. Al ver una injuria tan sa– >>crílega, y capaz de conmover al corazon cristiano mas >>insensible, híceles cuantas reflexiones y súplicas me pare– >>cieron convenientes y proporcionadas, a fin de que me en– >>tregasen ambas especies sacramentales; á lo que me con– >>testeron, (sic) diciendo: que no las soltarían de sus manos >>hasta que foese a su presencia el Iltmo. obispo: a su virtud >>salí para el palacio episcopal; y entonces advertí que en »un estremo de la capilla, entre los hombres, que como ya >>he insinuado estaban en círculo, tenían sentado en una <<silla al enunciado Fr. Féliz Martínez, que aún estaba con <<las vestiduras sacerdotales bañadas del sanguis, lo despojé >>de ellas, pues él casi desmayado no podia quitárselas; las >>recojí con la posible decencia; consolé brevemente al reli'– >>giloso, y disponiendo se retirase á la cama, seguí mi direc– >>ción al palacio episcopal; y habiendo referido el caso al >>Iltmo. señor obispo don Lorenzo Igual de Soria, sin embar– »go de la estraordinaria sensacion y sobresalto que advertí >>causó tan estraña novedad en su generoso y cristiano pecho, »tomó las medidas mas sabias y acertadas: mandó inmedia-
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