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26 publicaciones, sufren grandes perturbaciones emocionales, y el resultado es la obstrucción mental, la confusión de la actividad mental. Los niños rurales son más sensibles que las niñas al ambiente social. De 419 niños y niñas bilingües, de siete a doce años, que representan toda la población escolar galesa de esa edad, el 10 °lo, o sea, 40 tenían un cociente intelectual inferior a 70, lo cual indica un verdadero retraso mental: 11 eran niñas (de un total de 196) y 29 eran niños ( de un total de 223): o sea, un 5,6 °lo de niñas retrasadas y un 13 °lo de niños re– trasados. Este mismo resultado se ha notado en observaciones hechas en adultos. Los bilingües dan mejores resultados cuando las preguntas se les dirigen en lengua materna. Un niño educado en sistema unilingüe no puede desarrollarse bien en la segunda lengua. Hay que procurar que en los primeros años la educación y la vida mental sean un todo unido y coherente, libre de conflictos emotivos. SCHMITH ataca el sistema bilingüista galés en la educación de los primeros años escolares; los bilingües resultan con menos ventajas y con menos progresos que los unilingües. Se desprecia el principio de Pestalozzi de que en la enseñanza hay que comenzar por lo que sabe el niño, por sus afecciones familiares, por sus actividades espontáneas. No hay idioma que pueda suplantar al materno; la lengua materna y el alma del nifio son algo inseparables. Laurie escribía hace muchos años que el vivir a la vez en dos lenguas produce la disminución en una mitad de su progreso intelectual y espiritual. De las investigaciones de Schmith en los niños de Gales, se deduce que la lengua materna debe ser la lengua en que verifique la enseñanza hasta que el niño adquiera el sólido hábito de hablar. De las investigaciones numerosas hasta ahora realizadas, resulta que el vocabulario de un niño de 6 afios, es de 5.000 palabras por término medio. En un país bilingüe resulta doble el trabajo del nifio. Según esas observaciones, de 5 a 9 años el aumento de vocabularlo es lento¡ es época de organización y de aclaración de ideas. A los 9 años la curva comienza a elevarse rápidamente; por eso conviene que el estu– dio de la segunda lengua comience a los 9 años.

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