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24 para ponerles en condiciones de poder dar esa instrucción debidamente. 6.ª-En caso de que no se halle establecido definitivamente un sis– tema bien organizado de instrucción, la falta de maestros que dominen ambas lenguas se podrá suplir estimulando y dando facilidades a los maestros que sólo conocen una lengua para que puedan imponerse en ambas. Con este objeto se han fundado en Gales y en algunas Colonias unos cursos durante las vacaciones de verano, haciéndolos atractivos y llenándolos de facilidades para que a los maestros les sea fácil y agra– dable el asistir a ellos. 7.ª-Es preferible dar comienzo a la enseñanza bilingüe en un número reducido de escuelas que se hallen en condiciones, en vez de intentar establecerla en una zona demasiado extensa. Esto último produciría los mismos resultados perniciosos que con frecuencia se atribuyen a la en– señanza dada exclusivamente en la segunda lengua. Así, por ejemplo, en Canadá, en Bengala y en Malta las consecuencias han sido una pronun- ciación defectuosa y la mezcla de palabras da ambas lenguas. .;. 8.ª-Las dificultades de la lengua nativa y el grado de complejidad de sus caracteres escritos son elementos que deberán ser tenidos en cuenta para decidir en qué grado de enseñanza deberá comenzar el niño a aprender a escribir en la segunda lengua. Estas son las conclusiones interesantes aprobadas en la Conferencia Imperial Británica de 1911. En opinión de SIR ALFRED DAVIES, que fué Secretario Permanente del Departamento Galés del Ministerio de Instrucción Pública de Ingla– terra, la edad en que se debe comenzar a aprender en las escuelas la segunda lengua es por regla general la de los nueve años. El Ministerio de Instrucción Pública de Inglaterra, ha fomentado la enseñanza del galés en las Escuelas de Gales por motivos educacionales y muchas veces también por fines políticos. Los padres de familia de Gales. en su mayoría han optado por la enseñanza en galés en sus escuelas. Por regla general los Directores Ingleses de la Educación y de la Instrucción en las Colonias son de opinión unánime que la lengua ma– terna debidamente empleada es esencial a todo sistema de educación racional.

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