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7. Pero el Colegio necesitaba más que una vivienda y un huerto. En ello estaba el fundador, que se aorestó a concederle una dotación conveniente. El 3 de marzo de 1532 otrgaba ante el notario Arruego un documento fundamen– tal por el quwe dotaba al Colegio con 3.045 sueldos dineros jaqueses anuales, procedentes de censales, treudos y otros bienes. El fundador especificaba con detalle la proveniencia de los mismos. La cantidad no era tan relevante, pero suficiente para echar a andar la obra. Quizá el fundador se había quedado sin bienes y sin liquidez para atender a su heredero y a sus otros dos hijos; quizá también que su fortuna no podía compararse con la de los ricos mercaderes zaragozanos del tiempo. 9 Es seguro que el fundador estaba en todo y sus hijas confiaban en él. El 7 de agosto de 1533 le concedían poder y procura para cobrar todos los bienes pertenecientes al Colegio, tanto en el reino, como fuera del mismo. Sabemos, por otra parte, que los hermanos Juan Luis y Jaime loa– ron expresamente y aceptaron la dotación que el padre había realizado en favor de sus hermanas. Rectorado de doña Ana Gz.de Villasimpliz 8. Es seguro que la primera rectora del Colegio fue la hija mayor del fun– dador, doña Ana. Siempre se cita a las tres con este calificativo honorífico. Conocemos diversas actas notariales que reflejan las reuniones de ellas y sus contadas primeras compañeras para llevar adelante la fundación. Dichos capí– tulos eran presididas siempre por ella. Debía tratarse de una mujer con agallas, con personalidad y con ganas de gobierno. La verdad fue que el Colegio no prosperaba a medida de las intenciones del fundador, ni la convivewncia en el Colegio era grata y pacífica.También es verdad que al apoyarnos en actas notariales y al faltarnos fuentes personales y colegiales directas, tampoco tene– mos información suficiente ni podemos adelantar juicios precisos sobre la marcha del Colegio. Parece que la década de 1530 fue para el mismo de gran– des incertidumbres, como lo demuestran los hechos siguientes. 9. El 11 de julio de 1539 recurrió el fundador a una determinación de gra– ves consecuencias: Después de oir a todas las colegialas, determinó con fun– dador y visitador del Colegio destituir de su cargo a la rectora, doña Ana. Hacía constar que ella no había guardado ni hecho guardar los Estatutos del Colegio, ni había conseguido el buen gobierno y tranquilo estado de las cole– gialas y del personal de servicio de las mismas; se le acusaba de descuido en podemos rehacer la documentación romana por medio del folleto publicado por el Colegio y titu– lado Ordenanzas y Estatutos de el insigne colegio de nuestra Señora de las Vírgenes de la ciudad de Zaragoza. Zaragoza 1612, 76 pp.a dos columnas. Se editan los segundos Estatutos, pero haciendo explícita referencia al contenido y correspondencia con los primeros. 9 Este extenso y farragoso documento se halla en ANZ Juan de Arruego leg.370 ff.14lr-153r. 60

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