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718 P. TEÓFILO DE ORBISO, O. F. M. CAP. Declaración, v. 7: Pues bien, la viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; y el pueblo de Judá es el plantío de sus delicias. Y esperó de ellos la equidad, y sólo hubo efusión de sangre ; esperó la justicia, mas sólo hubo clamor. 414 Este Cántico, cuya belleza literaria, fineza psicológica e importan– cia religiosa son universalmente reconocidas 21 , se clasifica por casi todos los autores como una parábola 22 ; otros, los menos (contra los cuales protesta enérgicamente J. STEINMANN 23 , llaman y tratan a nues– tro Cántico como una alegoría. Lo más justo es decir que es una pa– rábola mixta, con elementos alegóricos; y esa mezcla, de uso habitual en el género parabólico -la parábola pura apenas existe en la prác– tica-, da una gracia especial a la descripción. El pasaje que estudia– mos forma parte del gran discurso inicial, o de la serie de discursos de los ce. 1-5, en que el profeta denuncia y fustiga los vicios del pueblo y de cada una de las clases que lo forman, afeándolos con la nota de ingratitud, pues tratado por Dios con bondad paterna, él se ha portado como hijo degenerado, hollando su Ley y siguiendo sus propios deseos. A ello se deben las calamidades que actualmente sufre y las que, de no haber enmienda, Dios se prepara para enviarle. En este contexto, y como para ilustrar de un modo gráfico su requisitoria, propone Isaías la parábola de la viña, en la que aparece, por una parte, la bondad exquisita de Dios y, por otra, la ingratitud detestable del pueblo y los castigos que con ella se acarrea. La mayor parte de los estudiosos del libro de Isaías -aun sus más despiadados atomizado– res- convienen en que estos primeros capítulos, al menos desde 2, 6 al 5, 30, forman un bloque bastante compacto y son del Isaías autén– tico; y aunque carecen de indicación cronológica, pueden atribuirse a la primera actividad del profeta durante el reinado de Joatán (740- 736) o principios del reino de Acaz (736-728). Los mismos *T. K. CHEYNE, *J. SKINNER, *B. DuHM, *B. GRAY, etc., ponen el Cántico de la viña hacia el 735. Quizá en una de las fiestas del mes séptimo (Tisri), mes de la vendimia, ante un auditorio numeroso de la ciudad y la provincia (cfr. el apóstrofe del v. 3: «Vecinos de Jerusalén y . 21 J. F1scHER lo califica: «ein poetisches und psychologisches Meister– werk» (Das Buch Isaia I, Bonn, 1937). 22 c:Ein wundervolles Gleichnis», lo llama el mismo FISCHER (ibid.), y A. I'ENNA lo conceptúa como «el ejemplo más perfecto de parábola en el A. T.», (Isaia: ['La Sacra Bíbbia', S. GAROFALO], Roma 1958, p. 75). 23 J. STEINMANN, Le prophete Isliie: sa vie, son oeuvre, son temps, Paris, 1955, pp. 68-71. -4-

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