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421 EL CÁNTICO A LA VIÑA DEL AMADO (IS 5, 1-7) 725 b) Segundaestrofa(vv. 3.4): Juicio de la viña: queja de su dueño. La inesperada conducta de la viña produce una brusca interrup– ción de la parábola 48 , que ahora, con un cambio de escena dramático, toma el giro de la alegoría, cediendo el profeta la palabra al amado, el cual en primera persona se dirige al pueblo simbolizado en la viña para que haga de árbitro y dé su parecer sobre el caso, obligándole así a reconocer su culpa y a pronunciar la sentencia de su propia con– denación 49 • V. 3: «Ahora pues», estando así las cosas, ante la amarga desilusión recibida de mi viña, «vecinos de Jerusalén y varones de Judá» (todo este discurso del que forma parte el Cántico de la viña va bajo el epígrafe «Visión de Isaías... sobre [o, según los LXX, xiz,.J. = contra] Judá y Jerusalén», Is 1, l; 2, 1), «judgad (haced de jueces o árbitros) entre mí y mi viña». Ved lo que he hecho por ella y cómo me ha pa– gado. Dios, seguro de no haber omitido nada de lo que un buen pro– pietario hace por su viña, sino de haber más bien extremado sus cui– dados por ella, se somete confiado al juicio de su pueblo, que si es razonable no podrá menos de reprobar la conducta de la viña y jus– tificar la de su dueño. V. 4: «¿Qué me restaba hacer por mi viña, que no se lo haya he– cho? ¿Por qué (heb. maddua') esperando que me diera uvas, me dio agrazones»? Los interpelados no responden. Aunque el fallo que se les pedía era bien claro y sencillo y en su interior sin duda ya lo habían dado, se abstienen de manifestarlo, temiendo pronunciar su propia con– denación; pues comenzaban a sospechar si bajo aquel Cántico inocente de la viña no se ocultaría una alusión a ellos y al pueblo. ¿Por qué eran ellos mezclados en el litigio que el amado tenía con su viña? ¿Por qué se les pedía su parecer en un asunto tan claro, si se trataba de una viña real y material? ¿Qué necesidad tenía el dueño del con– sejo del pueblo para hacer de su viña inútil lo que quisiera? Mas los oyentes vislumbran en la viña del Cántico la realidad de que es ima– gen; son ellos mismos, es el pueblo; y por no condenarse a sí mismos, callan. Pero ... el amado habla. e) Terceraestrofa(vv. 5.6): Sentencia contra la viña. A los interpelados (vecinos de Jerusalén y hombres de Judá) que se han encerrado en profundo mutismo dice el amado : 48 La parábola de la viña, común a los tres Sinópticos (Mt 21, 33 ss.; Me 12, 1 ss.; Le 20, 9 ss.) toma de este Cántico Isaiano solamente el v. 2, siguiendo luego su propio camino con desarrollo independiente. 49 El mismo procedimiento había seguido Natán en su parábola ante David pecador ; David reconoció y confesó su culpa; mas los interpelados por «el amado» en Isaías enmudecen. -11

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