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LA INSTRUCCION "RENOVATIONIS CAUSAM" 259 tras están bien instruidos en las disciplinas profanas, su vida de fe se apoya sobre conocimientos doctrinales rudimentarios» (22). Es necesario que se dé mayor importancia al postulantado como pe– ríodo de preparación para el noviciado. Las consecuencias de esta orien– tación deberán dejarse sentir, de modo particular, en la formación que se da en los seminarios y colegios:, donde todavía se forman la mayoría de los jóvenes que se consagran a Dios. Hay que afirmar -dice la Instrucción en el número 4- que la edad conveniente para la admisión al noviciado debe ser más avanzada que la exigida hasta ahora. El postulantado será el período que regule esa edad de ingreso al noviciado, ya que el mismo postulantado no tiene otra fina– lidad que la de favorecer la adquisición de la madurez afectiva y humana, sin la cual no es posible dar el paso para el noviciado (23 ). La Instrucción señala tres finalidades al postulantado: primera, la de permitir formar un juicio sobre la aptitud y vocación del candidáto; se– gunda, la de comprobar el nivel de instrucción religiosa y, en caso nece– sario, completarla en la medida necesaria, ¡y tercera, la de hacer gradual– mente la transición de la vida secular a la propia del noviciado (24 ). Se recomienda que, durante la época del postulantado, y en algún caso par– ticularmente difícil, se recurra a la intervención de un psiquiatra. Los períodos posteriores de formación religiosa presuponen ya una madurez humana y afectiva que se va completando (25). El noviciado: Dentro del ciclo formativo, «el noviciado debe absoluta• mente conservar su importancia, ya que no puede ser sustituido con nada y afecta de un modo singular al comienzo mismo de la vida religiosa. Esto requiere que el futuro novicio posea ya un mínimum de préparación humana y espiritual, que no sólo conviene comprobar, sino también a menudo completar. El candidato a la vida religiosa debe hacer el novi– ciado cuando, teniendo conciencia clara del llamamiento divino, haya al– canzado una tal madurez espiritual y humana que le permita tomar la decisión de responder a dioho llamamiento con la responsabilidad y la libertad suficientes» (26). La modificación de las estructuras debe dar a la vida religiosa el ca– rácter de autenticidad que desean los jóv,enes. Est.o vale sobre todo para el noviciado que, en gran parte de los Institutos religiosos,, sigue revis– tiendo un carácter artificial. Se vive en los noviciados al margen de la realidad que luego se va a vivir; existe una separación del mundo y de (22) Ibíd. (23) Ofr. LÁZARO D'E AsPURz [LAJZZARo DA A.], o. F. M. Cap., Il novwiato oggi, en "L'Italia francescana", 43 (1968), 193,207. En página 202, y siguiente,s se recogen los diversos pareceres sobre la edad y estudios que deben preceder al ingreso en el noviciado. (2'4) Cfr. Instrucdón Renovationis Causam, n. 11, l. (25) Ofr. ibíd., n. 11, II y III. (26) Ibíd., n. 4.

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