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CONSEJO DEiL CONFESOR Y GRAVE INCOMODO EN EL AYUNO 11lio, pues no discurre fuera de la ley, antes la establece. Y nunca podrá hablarse de él mientras la misma no lo mencione. Que sepamos, no había sido propuesto, por lo menos tan claramente, hasta la moderna disciplina del ayuno eucarístico, tn la que consta que debe existir el in.cónz,odo para usar de ciertas facultades y a la vez parecen for– mularse algunas reglas eminentemente objetivas. De ahí que tampoco hasta .ahora había sido objeto de tantas discusiones, debido a la terminología de ios documentos y a los numerosos comentarios que •su redacción ha ori– _g·inado. 3. Términos de la discusión La discusión en torno a la existencia del incómodo (subjetivo u obje– üvo) se centra únicamente en estos tres casos referentes: a los enfermos, a los sacerdotes sanos y a los fieles igualmente sanos que se encuentran en circunstancias especiales. Ninguno disputa sobre el incómodo que debe existir para beneficiarse de otros dos grandes favores otorgados: el agua natural y los alimentos sólidos o líquidos permitidos antes de las misas y comuniones vespertinas. Los autores admiten que aquí ningún incómodo se requiere. Todos están de acuerdo en este hecho fundamental, tanto los que se contentan para todas las coyunturas, de no constar con certeza lo contrario, con el incó– modo objetivo, cuanto los que proponen la sentencia contraria defendiendo el subjetivo, sea únicamente para los enfermos y fieles sanos, sea que lo pidan también para los sacerdotes en especiales condiciones. Argimi,entos encontrados. Hablando en términos generales y dejando para más adelante los casos previstos en la nueva ley, los argumentos que puedan proponerse en favor de cada una de las dos sentencias se reducen a los siguientes. 1. Jncó,nvodo subjetivo Ante todo, supuesto que los documentos hablan del incómodo, ha de entenderse, mientras no se pruebe apodícticamente lo contrario, con la significación propia y corriente en el Derecho, es decir, refiriéndose al .subjetivo, que es el único verdadero incómodo por todos admitido. Tanto más es esto de advertir cuanto que, por lo menos respecto de los enfermos, no parece pueda ponerse en duda razonable que de él se trate (86). Y antó- {Sil) Jr;st., ll. !, p. 47. - 29 -

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