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226 Elizondo mente eí1 el hombre, más en el cristiano, singularmeni1; en los sacerdotes y singularísimamente en el romano pontífice, como vicario de Cristo y cabeza visible de la iglesia. Por ello, siguiendo la doctrina apostólica y por amor de aquél que se anonadó por el nuestro, quiere que sus hijos estén sometidos a todos, llamándoles frailes menores, para que no sólo se estimen cordialmente inferiores a los demás, sino tambien busquen el último lugar en la iglesia, según las enseñanzas y ejemplos de Cristo. En el siguiente número y en consecuencia, los primeros legisla– dores de la orden proclaman abiertamente su renuncia al privilegio . de ser libres y exentos de la potestad del ordinario del lugar, en su deseo de conformarse en todo a Cristo crucificado. He aquí el texto de extraordinaria sublimidad y belleza: « Perho considerando che la liberta, che si ha per li privilegii et exemptioni del non esser subditi a li Ordinarii, non solo e a la superbia proxima, ma inimica de la humile et Minorica subiectione, et molte volte, perturbando la pace, parturisse scandalo nela Chiesia di Dio, perho per conformarci al lmmil Christo crucifixo, el quale venne a servirci, facto obediente insino a l'aspra marte de la croce, et non essendo a la lege subiecto, ma di epsa Signare, volse a quella subiugarsi et pagar il censo et tributo, essendo libero; per evitare lo scandalo si renuncia dal Capitolo Generale li privilegii del essere liberi et exempti da li Ordinarii; et per sommo privilegio acceptiamo, col seraphyco Padre, di essere subditi a tutti. Et si ordina che tutti li Vicarii, ne le loro Provincie, vadino a li loro Diocesani et Prelati ordinarii, li quali sano membri humilmente subditi al Summo Romano Pontífice, el quale e capo et superiore de tutti, et humil– mente per se et per tutti li suoi Frati li offeriscano obedientia et reverentia in tutte le cose divine et canoniche, cedendo a ogni privilegio che in contrario facesse » (Const. 1536, n. 8). Más aún, siguiendo el deseo del seráfico padre, se exhorta a los frailes a reverenciar a los sacerdotes y a obedecer al sumo pontí– fice, a los prelados y a toda criatura que nuestre la vía del Señor. En este último punto dicen las constituciones de 1536: « [obediencia] imo etiam a ogni creatura, la quale ci monstrasse la via de Dio; sapendo che quanto quella persona, a la quale si obedisse per amor del Nostro Signore Iesu Christo e piu vile, tanto la obedientia e piu gloriosa et a Dio piu grata» (Const. 1536, n. 9).

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