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Introducción 1) Razón de esta Crónica Una Crónica-Resumen del Congreso: es, poco más o menos, lo que se me encargó. Los Padres que asisüeron al Congreso, saben bien por quié. Varios de ellos hubiesen querido poder tener un día a mano todo el material del Congreso: las ponencias enteramente publicadas, más una relación fiel y exacta sobre los diálogos que siguieron a cada ponencia. Pero esto costaría demasiado caro; y daría un volumen tan grueso, que luego sólo muy pocos, seguramente, lo leerían. Por eso se optó porque la organización del Congreso ofrezca solamente una crónica detallada, que con la máxima fidelidad posib]e, dentro de Utna concisión forzosa para evitar una excesiva paginación, reflej,e la realidad del Congreso. Los ponentes son libres de publicar, por su cuenta, sus estudios en la forma en c;,ue lo crean más conveniente ( ,p.ej . en las varias revistas franciscanas de España). Creo i,nte,rpretar exactamente la mente de los congresistas al entender que en esta crónica no les interesan tanto las noticias de tipo organizativo o simplemente histórico, sino sobre todo las ideas: las que los ponentes expresaron en sus estudios, y las que luego se manifestaron en los diálogos, aún las que no obtuvieron la aprobación de la mayor parte d,e los ,co,ngresLstas o incluso fueron expresamente impugnadas. Por lo que he intentado bosquejar no tanto una crónica propiamente dicha, ,cuanto más bien un resumen de las ideas que se expusieron en el Congreso. Esto es al menos lo que he pretendido r,ealizar, con la sola intención de obedecer a la voluntad del Congreso. El resumen de las ponencias me ha sido relativamente fácil. Pues todos los ponent,es (except,o uno), respondiendo a las reiteradas ins– tancias que se les hi:z;o, me entregaron sus respectivas síntesis. He debido solamente retocarla,s (poco algunas; otra,s, más) a base de las indicaciones que yo mismo tomaba dura,nte las sesiones, para aclararlas o completadas o r,esumi1rlas en algunos puntos y darles una presentación un tanto uniforme. Más di:fücil, y a veces verda– derarr¡.ente ardua, ha sido 1a tarea de reflejar fielmente los diálogos. Todos los asiste¡;ites ,recordarán con cuánta animación se discutía a veces, ,con qué rapidez se pasaba de una cuestión a otra, cómo a veces hasta se interrumpfan unos a otros sin e,sperar a que ,se hubli:ese t€rminado de expcyner un punto de vista. . . Son cosas que illo deben sorprender en un Congreso fraterno, en el que además el interés principal €stribaba acaso en la espontaneidad del diálogo. Pero esto hace difícil la labor del cronista. Con todo, me he arri€sgado al int€nto de dar una