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P. C. Amigo ha distinguido, con Lóp,ez Ibor, dos síntomas principales en la juventud actual: a) falta de ex¡periencia; b) miedo terribl:e antie la vida, poir creerla no preci– samente difícil, sino más bie1I1 demasiado facilona e insulsa. El proMema principal no está en las aptitudes (que hoy se miden tanto con procedimienfos sico-sociológicos), sino en actitudes: disposi'Ci-ón del individuo a acep'tar una vida, supuesta una suficiente aptitud para ella. El P. Aimigo ha añadido aigunas iilldicaciones pedagáigicas sobre el modo de regu1arse ante los ineptos y, en general, sobre Ia actitud del educador ante el alumno. Se advierte en algunos de los educadores presentes en el congreso interés por ulteirio– res encuentros de estudio. Pues nuevamente uno lanza la idea de p•reparar Uina reunión de educadores para uniformar criterios y para determinar algunos aspectos de nuestra vida. Otro sugiere más bien que se reúnan algunos Padres por varias s,e.manas para estudiar temas franciscanos, aun entre las varias Ramas Frainciscanas; incluso con– vendria qu,e pireparen asi una especie de vocabulario de S. Francisco que pueda s 1 er– \rir de !:>as,e para ulteriores estudios so'bre su espíritu. A esto alguien replica: -Asi hay peligro de entender a S. Francisco desde una cierta conceptualización. Para entenderle bien hay que pirooeder a la inversa, por método más concre~o: leer las "Florecillas" y demás fuentes para de ahi llegar a los conceptos. Uno se alza para la,nzar tres preguntas que parecen querer poner en crisis ciertas tendencias de la pedagogía moderna: 1•) Es– tamos atoxigados de tanto oir hablar de "responsabilidad", "espiritu de iniciativa" etc. El Concilio y el Papa hablan también de disciplina. ¿Cómo se compagina la dis– ciplina con ese espíritu de responsabilidad etc.? 2') El esquema de las nuevas co,nsti– tuciones habla de re•trasar la profesión hasta lograr la "madurez afectiva". ¿En qué con– siste ésta y a qué edad se presume que se obtierne por término medio? ¿No coincide con la pubertad? 3•) Se oye mucho ha'blar de formación natural, humana; pero poco de formación sobrenatural. -Se re respon– de: a la 1' pregunta: Responsabilidad no es hacer lo que cada uno quiera, si.no aco– modarse libremente a la propia sociedad 60 y a sus leyes y normas, ¡que son verdadera– mente necesarias! A la 2• pregunta: es mejor saltarla por ahora, porque una res– puesta breve tiene peligro de caer en si'co– lq~a barata; es cuestión muy debatida. A la 3•: No hay qu,e contraponer formación natural y sobrenatural, sino integrarla: en el cristia.no 1a educación natural es también cristiana y sobrenatural. Porque el cristiano es hecho y derecho en toda su personalidad, de arriba abajo ... También por escrito se harn dado algunas sugerencias en orden a las normas pedogó– gi'cas que deben animar la formación fran– ciscana. Ha escrito uno: '''La for,mación es– piritual de !!luestra juventud' sea menos his– tórica y más autléntka, actual y respon– sable. Es decir que desde un principio empiece a comprender el futuro franciscano que su eficacia no resulta:rá de las g1orias pasadas sino de su esfuerzo y autentiddad p,ersonal, animada y vivificada siempre por la ,gracia. La historia de la Orden será siempre un estimulo, prero no una garantía. Eso de que "fuimos", "tuvimos", "nuestra Orden fue", entiendo que pasó de moda. Lo que importa es actualizar 'Con la vida individual y colectiva ,esa historia y conti– nuarla superándola. Podemos decir también, para: fijar mejor nuestro pensamiento: me– nos piedad jurídica y más espíritu de ora– ción evangiélirco". Otro se ha refe-rido a un método particular que en este congreso se ha recomendado ya varias vceoes con ocasión de otros temas: "In– trodúzca,nse en nuestros aspirantados equi– pos de revisión de vida, integrados, cada uno de ellos, por seis o más aspirantes, libre– mente inscritos, hasta el número de doce. Los Padres y Hermanos procurarán tam– bién formar semejantes equipos de reno– vación espiritual; los equipos se reunirán por s,e,parado una o más veces al: mes; y tratarán: 1) Revisión conjunta de uno o más hechos de vida. 2) Oración en común: lectura de un fragmento del evangelio y glosa incisiva o instructiva, por cada uno de ellos; ofrecimiento de la oración por el que preside. 3) Participación en común del cumplimiento o incumplimiento de las obli– gaciones que cada uno, en función del equi– po, se haya Impuesto". 2) ActuafüJ!ad de los Colegios Seráficos. El P. C. Amigo ha defendido los internados,

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