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mientras tanto en apostolados qu,e no son nuestros, dispersando así nuestras fuerzas. -Interviene Uil1 Padre portugués, que dice haber trabajiado con la TOF, felicita a los PP. Emilio y Tug,ores y concluye: No tra– bajamos con la TOF porque nos falta co– raje para vencer las dificultades que se encuentran; p.ej . por parte de los párrocos que se oponen a ella. En Portugal es muy difícil vencerlas. Este tema ha suscitado interés entre los congvesistas. Son varios los que fuera de la sesión ha,n consignado p,or escrito algunas superencias al respecto. Ha escrito uno: "Considérese el fomento y cuidado de la TOF como una de las formas primarias del apostolado de la I ÜI'.den. Para ello pro– cúrese una esmerada formación de futuros directores de la TOF". Otro ha propuesto: "Sea tenida la Tercera Orden como vida del franciscanismo en el mundo y elevada a la categoría de Instituto secular". Final– mente ha sugerido también algu,no: "La ovden franciscana no está debidamente fo'f– mada, ni vive plenament,e, ni es signo auténtico de la misión eva,ngélica del fran– ciscanismo en el mundo, si no están en ella debidamente promovidas la II y III Orden, regular y secular, y si no trabajan conjuntamente paria reducir en formas de apostolado el me[lsaje franciscano. Seiría de desear que todos los años se celebraran ca– pítulos plenarios de espiritualidad y apos– tolado en los que se reunieran elementos de las tres órdenes franciscanas, a nivel local, provincial o suprapr,ovincial, sin dis– tinción de ramas ni modalidade,s, al obje• to de vivir una horas de renoivada espiritua– lidad, de oiración y de pla,neamiento de for– mas conjuntas de apostolado". 3) Apostolado de la enseñanza y de la investigación. Uno de los congr,esistas pre– gunta al ponente si la enseñanza de materias profanas por un Padre puede considerarse como obra de apostolado propia del siglo XX, y si la investigación cie,ntífica puede considerarse como un apostolado franciscano. El P. Azevedo responde: -La enseñanza hoy tiene para nosotros tres posibles justifi– caciones: 1•) Donde no hay otros que puedan dar, los frailes podemos y debemos darla, aun la universitaria. 2•) Ahora la predica– dón de masa no parece iil1teresar a los hombres y no basta para mantenerlos en 56 fa conversión (por influjo de la radio, TV, ... ) ; se requiere una predicación con– tinuada, posible sólo con la enseñanza. Pero si hay otros religiosos que la puedan dar, no hay razón para que la cojamos il1osotros. 3•) El influjo franciscano en las esferas más altas puede ejercerse con los colegios, por los que se puede influir también en las familias de los alumnos y as.í en toda la sociedad: esto puede hacerse por residen– cias universitarias, por algunos profesor-es colocados en universidades o colegios de otros, o teniendo nosotros mismos algunos colegios. Pero los colegios no están en la primera plana del apostolado franciscano; Y, si conviene aceptarlos, hay que hacerlo con debidas cautelas: sobre todo ¡sin olvidar que se es fraile! Otro tanto hay que decir de la radio, de una edito,rial. . . Si, teniendo colegios, se puede hacer que las ciencias profanas las enseñ,e,n profesores seglares, ¡mucho mejor! con tal que los Padres tra– bajen de hecho en apostolados más sacer– dotales: teniendo en cuenta la vocación carismática de cada uno. Lo importante es crear en los colegios estructuras sufi– cientes para darles ambiente cristiano y asegurar en ellos bue,na formación (con buen director espiritual, etc.). Esta respuesta suscita opostción en algu– nos, como se ve por las siguientes interven– ciones: -¿Cómo conciliar eso con la exigen– cia de la gente, que muchas veces quiere que los profesores aun de materias profanas sean frailes? -No podemos sujetarnos a todas las exigencias de la gente; si €il1 el colegio se establece buena disciplina y se da verdadera educación cristiana con profeso– res seglares, las familias no pueden exi– girnos más. -¿Pero no podemos dar el testimonio franciscano como profesores? De hecho, p.ej . en Onteniente, mucha gente que va allí es de la capital, porque quier€il1 precisamente a los franciscanos para la edu– cación de sus hijos. -Además ningún Pa– dre es sólo profesor, sino que todos realizan algún apostolado en los domingos y fiestas. -_Es también interesant,e que la gente vea que también los frailes saben como los seglares aun e,n las ciencias profanas. -La Iglesia: reclama su derecho a enseñar; porque la influencia se realiza no s6lo por las asignaturas que se enseñan, sino también por el modo de enseñarlas. Por

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