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vez de pretender europeizarlas. Nosotros po– dríamos hacerlo por nuestra capacidad de desapego intelectual, por nuestra pobreza en su sentido más profundo. A esta comunicación se observa que puede ser intel'esante para el enfoque de nuestros estudios. Pues es necesario que cada insti– tuto religioso pueda dar a sus hijos una formación intelectual adaptada a la misión que tiene en la Iglesia. -De hecho toda la problemática que el tema presente ha sus– citado en torno a nuestro apostolado ha puesto en evidencia que hoy día, para poder estar en el apostolado a la altura de las necesidades presentes, se precisa mucho es– tudio serio. De aqul la propuesta p,resenta– do por escrito a este Congreso: "Se p'r,omue– va eficazmente el estudio para que los frailes sean verdaderamente aptos para el apostolado franciscano". Se pasa a otros aspectos, que un congre– sista señala en estos términos: -Algunos ven sól,o como un peligro el activismo, el salir del convento. Pero hoy esto se impone El comunismo ha captado la dinámica de la vida y de la historia; acaso nosotros no la hemos captado todavía para nuestro apos– tolado. Es necesario estar en contacto con– tinuo con la gente, ir de casa e,n casa ... Hace falta adaptar eI temario, buscando los aspectos que hoy necesita el mundo o que acepta mejor; y no darle algo simplemente porque es tipicamente nuestro. Además el testimonio de la pobreza y de la caridad es importantísimo; atrae mucho. Yo, sin filo– sofías ni teologías, gano muchas simpatías en el pueblo con el corazón ... -El ponente responde a 1os tres puntos indicados en esta intewención: El contacto con la gente es necesario; pero exige una formación prro– funda, que nosotros acaso ;no hemos reci– bido. Por lo que hacen falta cautelas. Por ejemplo, la meditación ha sido demasiado discursiva; tiene que ser capaz de conser– var la presencia de Dios aún yendo a las chabolas. Además se requiere grande equi– libdo; si no, se cambia la personalidad, y no en bien precisamente. . . La adaptación del ternario exige un trabajo serio y bieITT estudiado, en colaboración de nuestros teó– logos. . . EI testimonio de nuestra vida es realmente fundamental en nuestro aposto– lado... Apenas se ha tocado otTo aposto– lado muy nuestro: alimentación espiritual 54 de la propia familia (cuesta encontrar pre– dicadores para nuestras comu.nidades pro– pias) y de las otras familias franciscanas. Se plantea por fin directa y explícitamente la grave cuestión de la Ovden: -¿Hay apos– totados que no pueden ser nuestros? Pa– rece que no. Pero posithramente ¿ cabe determinar una escala de preferencias? -Hay quien responde dirigiéndose al P. Provincial de Portugal, como para enco– mendarle el asunto: El próximo Capítulo General debe estudiar seriamente toda esta problemática. Para ello, que dure mucho más y nos dé una or,ientación segura; que sea para ,nosotros como un segundo Concilio. Mi parecer es que los franciscanos nos especialicemos en el apostolado de las ma– sas y de las misioines. -Responde el P. Provincial: Es cuestión muy difícil, porque se enraíza en los problemas fundamenta– les de la Orden. Nuestra Orden tiene una misión, es apostólica, tiene una función en la Iglesia. Esta misión de la Orden eo la Iglesia consiste ante todo en el testimonio vivido del espíritu frranciscano, y no sólo en los campos más bajos, sino en toda la Iglesia. De aquí se justifica que en las misiones, después de la evangelización, la OTden conserve sus estructuras para seguir daindo también allí testimonio peculiar. Pero además debemos estar dispuestos a aceptar los apostolados que nos pida la Iglesia. Esta disponibilidad no permite limitarnos a campos particulares (p.ej . a misiones). Admitida esta disponibilidad fundamental, creo también sin embargo que hay ministe– rios más o menos franciscanos. En este sentido el Capítulo Generar, stn negar esta disponibilidad, podda da11 una orientación sefialando los ministerios más apropiados a la Orden. -Replica el anterior: De acuerdo en que tenemos que colaborar en lo que la Iglesia nos pide. Pero procuremos que la Iglesia nos pida lo que es más propio para nosotros. Necesitamos te,ner esta orienta– c1on, con apostolados más especializados, aun en plan de pioneros. Por otra parte, un congresista ha sugerido por escrito, al margen de la discusión, algunos tipos de apostolado que juzga parrti– cularmente propios de la Orden, además de otros que indico en otros puntos: "1°) Se dé sentido primario a la vida de oración y pe– nitencia-inmolación. 2°) Se dé primacía al

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