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za de la oración -demasiado intelectuali– zada- y valorizar en ella la noción de encuentro y d·El presencia de Dios? . .. 5Q) Peligros de 1a p,ropia vida francis– cana. Algunos ministerios pueden poner en peligro tnuestros valores esenciales: la mi– noridad y la fraternidad, De ahi 1a conve– niencia de una cierta prioridad (con prefe– rencia por 1-0s apostolados pobres o q,ue se pueden realizar en fraternidad), y de deter– minar cautelas. Conclusiones: a) Creación de centros de estudio y de actividad fü.eraria dominados por la preocupación pastorar y franciscana; b) Profundización de las grandes tesis fran– ciscanas y su "encarnación" en la vida del hombre de hoy; e) En la formación dar un ta] reliev-e ,a la voca·ción religiosa y fran– ciscana que las diferencias creadas por los ministerios quede,n olvidadas; d') En la for– mación preocuparse de formar un tipo de re11gioso capaz de dar testimonio vivo del esp~ritu franciscano, de integrar en el con– tacto con el mundo la realización de su vida franciscana, y de integrar en la parti– cipación de los ministerios el desarTollo de su vtda de oración; e) Que la Orden, sin renunciarr a su dispon~bilidad, esta;blezca una conveniente prioridad de apostolados; f) Ténganse en consideración las ordenaciones y cauteJ.as sugeridas en el "Promptuarium" lllobre la vida regular y apostólica. El diálogo: Se ha abierto con una pregunta de con– tenido esp-eculativo: ¿Cómo armonizar la doctrina sobre el primado de Cristo con la mística de la cruz, Cristo Rey con Cristo Crucificado? Pero nadie ha: respondido. Todas las intervenciones s•e hain centrado, en una forma u otra, en el problema práctico de la: necesaria orientación en la selección de nuestras actividades apostólicas: proble– ma que, evidentemente, es muy sentido ac– tualmente en la Orden. 1) Nuestros apostolados preferenciales, El P. Alcántara presenta algunos puntos de vist,a complementarios en una comuinica– ción sobre: "Campos abiertos al Francisca• nismo para su presencia efioa.z": 1Q) En el mundo occidental, en que nació el Francis– canismo. Tenemos dos formas ideológicas: Bonaventurismo y Escotismo. Para el diá– logo ecuménico el Escotismo nos ofre-ce grandes posibilidades, po·rque constituye una buena plataforma para el diálogo con los prot 1 estantes (Mstóricament,e, el Protes– tantismo estuv,o muy influenciado por Ockam, y éste por Escoto). El Bonaven- ' turismo puede ayudar eficazmente para salvar la cultura occidental armonizando las tendencias actuales con el cristianismo. Nosotros podemos promover la '''coinsecratio mundi", 11eva,ndo al mundo de la técnica y del art,e la visión bonaventuriana de la "reductio aTtium ad theologiam" y reme– diando así uno de los mayores males del mundo actual': el divorcio entre la técnica, la cultura y la fe. En el Congreso teológico hnternacional último de Roma el P. Dimielou propuso para esto una vía similar a la de S. Buenav-entura, mientms Max Thurian p,re.feria la via del profetismo, que también es muy franciscana. Es interesant•e también la doctrina de E:scoto sobre el carácter prác– tico de la Teologia. Para eso dese prepara– ción suficiente en nuestras casas de forma– ción, aprovechando -por lo que se refiere a 1os Protesta,ntes- la filosofia y teologia escotistas. 2°) En el mundo comunista. Como S. F,rancisco ante el sultán de Egipto. Tene– mos actualmente dos hechos reales: a) Mu– chos hermanos nuestros viven en paises co– muinistas; b) en estos país-es se está desa– rrollando un hecho interesante: el cristia– nismo y el franciscanismo crecen imbuidos de cultura comunista (v.gr . sobre el carácter pragmático de la verdad). Para penetrar en el comunismo es de mucho valor el tes– timoni,o franciscano de fraternidad y del valor del trabajo, como también el de la po– breza, amor y servicio. Por lo que debe promoverse en la Orden la penetracioo en el mundo comunista; por este modo de evan– gelizar con el testimoni.o. 3Q) En el tercer mundo, sobre todo en la India. Los franciscanos tenemos una aptitud particular no sólo por nuestra sim– patla y capacidad de amor, sino también por nuestra pobreza intelectual, que nos permite ir con sólo el Evangelio, en actitud de servicio y de oomprensión y elevación de los valoves culturales positivos. Esto es hoy muy importante para que el Oristianis• mo se encarne en las diversas culturas, en 5.3

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