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apostolado a las -exigencias actuales. Arti– cula su estudio en 3 partes, arrancando de los principios del Vaticano II. Al Confrontación entre las ,ideas-fuerza del Concilio y la Esipiri.tualida,d Franciscana. Es fácil descubrir en los documentos con– ciliares ,sus principales ideas-fuerza: 1•l CristocentTismo. Es una de las doc– trinas que más destacan en la mentartdad concfüar, que asi desea animar y cris– tiamizar el ansia personaUsta y la euforia optimista de] muindo actual. Todo esto en– caja perfectament•e dentro de la espiritua– lidad franciscana. Pero surge una contra– dicción entre ra visión franciscana de Cristo pobre, humilde, sie,rv,o obediente y crucifi– cado de Fil. 2, 6ss. y el optimismo y el confort de la vida moderna. La Orden deberá empefiarse, sea mediante la refle– xión doctrinal de sus t•eólogos, sea con el testimocrüo de su vida, -en preparar la menta– lidad moderna para que en su optimismo integre a Cristo Crucificado como ,elemento de heroísmo y de fecundidad. 2•) La dimensión eclesial: una de las idea,s fundamentales del Vaticano II, con una visión más espiritual y ecuménica de la IglesLa (Pueblo de Dios, misterio) que }erárquica y jurídica (sociedad perfecta). No obstante una cierta alergia que el es– piritu fra,nciscano siente por cuanto sabe a institucionalismo y greg,arismo, su espíritu de fraternidad p·areee estar 11amado a pre– venir o a compensar estos defectos, ayudan– do a la Iglesia a alca·nzar y vivir un nivel más profundo de su misterio -el espíritu de familLa-, a ser la Grande Familia del Padre que está en los cielos. Como otros institutos desarrollan más otr-os aspectos de la Iglesia, considerándola en su perspectiva litúrgica etc., nuestra Orden, co,n ·su acción y su testimonio, debe ser oomo un fer– mento para hacer sentir la Iglesia como una familia. 3• l Respeto por la dignidad de la ~rsona humana, que el Concilio ha destacado tanto en va,rios de sus documentos. Es fácil la concovdancia con ,el -espíritu franciscano. El re,speto de S. Framcisco p,or la individualidad de cada uno es de t-odos conocido y con– quistó la simpatía universal. Esta manera de ser nos predispone para el diálogo ecu– ménico y para d contacto con las culturas no cristianas. ¿ Cómo, sin embargo, no caer en un fal'so irenismo, y superar en cambio el laicismo mo•ral? . . . Aq.uí se nos exige de illUevo un testimonio de vida heróica y actual. 4•) Valorización del 'laicado. Bajo el es– fuerzo que la Iglesia ha reallizado y está realizando p,ara valorizar debidamente el laicado, está presente, a nuestro parecer, la preocupación por hacer avanzar el pro• blema de las relaciones entre la Ig]esia y el Mundo, que todavía pr,esenta grandes posibilidades de ulterior desarrollo. La Iglesia, como prolong,ación del misterio de l'a Encarnación, debe a-sumir toda la realidad mundana eill todos los pormenores de la existencia. La índole de nuestra Orden nos predispone para ejercer en este trabajo un papel muy importante, en el que también los Hermanos pueden tomar grande parte. La Orden, en efecto, nació lai-cal; la misióin derical no entra formalmente ,en ella. Aquí interesan sobre todo dos aspectos: la TOF (interesante etapa en el proceso de cris– tianización de la vida social, corresp,a,ndiente a la exigencia actual) y el amor a las criaturas. Otras ideas-fuerza del Concilio: la pobreza, las misiones, el ecume,nismo ... Bl Anáilisis de algunas de nuestras for– mas de apostolado pa-rn juzgar su actualidad y buscar nuevas posibles formas: 1•l Testimonio de la presencia francis– cana por la vivencia de nuestro ideal. S. Francisco expr'esamente lo dice en la Regla I c. 16: "duobus modis" (por el testimonio y, cuando s,ea oportuno, la predicación). Este testimonio tie1ne hoy una urgencia mucho más grande: por la actualtdad del mensaje franciscano para oontrarresta,r la seducción que ejercen los valores materiales y terrenos; por el descrédito en que el mundo actual tiiene la argumentación teó– rica. Por lo cual se exige: a) una forma– ción orientada en el sentido de u,n perfecto contacto humano y de un auténtiico testi– monio; bl purificación y r·ejuvenecimiento de nuestras estructuras; el osadía y fideli– dad para gestos heróioos, tanto individuales como colectivos, v.gr. en cuanto a pobreza, renuncia a iprirvilegios, formas de ,apostolado, etc. 2•) Nuestra predicación y el trabajo in– telectual. La predicación, normal en la Orden desde sus origen.es, sufre graves 51

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