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obligados al rezo privado, ni lo considera– ban un acto oficial y públioo. S. Francisco inició esta práctica por exigencia personal y sólo como u,n de,recho, libremente, no como una obligación. Luego se fue haciendo uso común y normal en los Mendicantes (aunque en 1os Dominicos menos que en nuestra Orden). Pooo a poco se creó la con– ciencia de la obligación; ésta aparece ya a principios del siglo XIV, aunque claramente no se fija hasta el Concilio de Trento. Pero mientras tanto la Orden queda comprome– tida al rezo coral de todo el Oficio. Actual– mente hay tendencia fuert.e que pregunta si nuestra Orden no debe limitar el rezo coral a algunas Horas solamente. -A este pfanteamiento sigue un breve pero movido diálogo e,n estos o semejantes términos: -El Papa, recient,emente, ha amonestado a los instituit 1 os religiosos obligados al coro a no suprimirlo, y por cierto con es,tas chocantes cuanto significativas palabras: "sinite, vobis invitis, Tem vestram tueri" (Ca,rta del 15-8-1966). Ya el Concilio lo prescribió para los institutos de base mo– nástica. Así que al menos es innegable esta obligación para t11uestra Orden. -Pare– ce que esto se deduce también de S. Fran– cisco, ya que él nos mandó rezar el Oficio según la Curia Romana, y entonces ésta conocía sólo el rezo ,ooral. -¿No puede buscar nuestra Orden un cauce propio? tal es la .tendencia actual. -Por el Código habría libe,ritad para ello, ya que canoniza las propias Constitudo,nes le,gítimamente aprobadas.-Si la r,eforma consiste en volver a las fuentes, y las nuestras no nos hablan del Oficio coral y ciertamente no nos Jo imponen expresamente, ¿somos verdadera– mente un instHuto de "base monástica" et11 el sentido del Concilio? -En nuestras fu,en– tes se distinguen dos períodos: el primero, completamente de itinerantes; el segundo, de mayor estabiUdad. Por tanto ahora po– dríamos distinguir dos tipos de casas: casas de grande estabilidad, obligadas al rezo coral, y otras, como casas-piloto, de van– guardia, sin es-ta oMigación. -El problema no es tan grande en la práctica: según los prirrdptos de la Moral, se puede dispensar de esta obligación siempre que sea nece– sario. -Pero a esto se objeta que una tal dispensa es posible solamente en plan de actos aislados, mas ,no en forma habitual. La Santa Sede parece contraria a ello, incluso para sustituir parte del rezo coral por otra celebración comunitaria, aun por la Misa; pues teme que el rezo coral del Oficio Divino pierda la importancia que quiere se le siga reconociendo. 4) La oración mental. El planteamiento lo hace de nuevo el director del ,diálogo: -Se pregunta si la meditación debe ser un acto comunitario, o privado. En los ,orí,genes de la Orden era libre. En las reformas hubo disposicÍ'ones diversas. En los Descalzos p. ej. primero se establ!edó expresamente que no fuese acto comunitario pero se hiciese a determinadas horas; luego se hizo acto comunitario. Igual sucedió en los Capuchi– nos. En otros tiempos toda la vida estaba encuadrada comunitar,iamente. Pero esto es di:flícil de hecho en la actualidad por nuéstras act!ividades. Por esto sucede que, si no se ha ·creado una necesidad p,ersonal en cada fraile, se abandona la meditación cada vez que no urja o no sea posible ha– cerla en común. Hay que salvar la medita– ción. Pero la solución ,estará en la forma– ción personal; como en los curas, entr,e los cuales se comprometen algunos hasta con vofo privado a media hora de meditación al día. ¿Por tanto no ,se 1 r 1 á mejor que también entre noso,tros se deje a la respon– sabilidad personal ya desde el tiempo de formación? Las respuestas varían en los siguientes términos: -'El ideal es que se considere como acto personal; que por tanto se lt11sis– ta en la responsabilidad de oada uno y se confíe en ella. -Puede interesar la experien– cia de los Terciarios Regulares Ca,puclünos: tienen la meditación en común; pero quien no pueda hacerla e,ntonces, pide al superior otro tiempo. -Que las Constituci,ones seña– len genéricamente la nece,sidad de la medi– tación, pero s'in detallar más. -Así muchos frailes no la hará,n. Es difícil que la forma– ción pueda "pegar" para siempre a cada fraUe esa conciencia. -La experiencia de movimientos laicos especiales nos e,nsefia lo contrario: que sólo por responsabilidad personal hacen diariamente su meditación. -No hay equiparación con nuestro caso: los seglares constituyen grupos ,pequeños, y por tanto pueden controlarse y ayudarse mejor mútuamente coin revisiones de vida etc. Nosotros constit,uímos grupos grandes, 49

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