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Un maestro de coristas responde que sé va ganando mucho a este respe.cto, que ahora es mucho más fácil interesar a los jóvenes por el conocimiento y estima de nuestra espiritualidad y conseguir que la tomen en serio; pero que aun no encuentran en la Orden caminos para satisfaoer sus ideales. -Otro especifica más concretame,nte este problema: La Orden ofrece una presen– tación de la pobreza moralística, y dema– siado panegirista de la historia. Si en cam– bio presenta a los jóvenes la pobreza coml) elemento esencial de la aportación de la Orden a la Ig1esia y al mundo, los j6vienes se ilusionarán por ella y la amará!Il, y encontrarán caminos para observarla de veras: caminos que habrán de ser nuevos en una sociedad futura que no podemos prever. . . -Un estudiante de Teología, que ahora se descubre, reconoce que a la hora de la v,erdad los jóvenes quedan perplejos, porque ,no ven claro el concepto mismo de la pobreza; no le,s convence la pobreza de la Orden y necesitan sa:ber cómo se debe con– cebir la pobreza en la actualidad. -Un Padre Conventual refiere este dato de su Orden: cuando el año pasado todos los religiosos presentaron sus sugerencias para la reforma de las Constitucioo,es, las más interesantes y actuales fueron las presen– tadas por los estudiantes. 2) La pobreza y los estudios. El proble– ma de los j6venes ant,e la pobreza ha des,em– bocado espontáneamente en éste otro: -Una verdadera pobreza es difícil, hasta imposi:ble, en fas casas de .formación. ¿No sería mejor que no estén obligados a ella hasta salir de esas cas·as? Hoy los j,óve111es estudian mucho más que antes, ya desde pequeños; pero están también mucho mejor tratados. También nosotros deberlamos cuidarlos bien en nuestras casas de estudio; y para esto, formarles la conciencia de que todavía no están obligados a la pobreza. También bajo el aspecto sicológico y pedagógico, hay quienes propugnan otro tipo de formación, ya desde er ,noviciado. -Se le obj,eta cómo ¡,e podrla luego acostumbrarlos a las exi– gencias de la verdadera vida franciscana. Responde que así, cuando se comprometerán de veras, harán una renuncia real. .. -Alguno alvi-erte que de hecho es precisa– mente en las casas de estudio donde más se practica la pobreza! 40 Se tocan otros varios puntos. Después se vuelve a los estudios: -Nuestra pobreza nos exige estar a la oola en tantas cosas; no podemos pretender competir en estudios con las Ordenes más dadas a la cultura ... -Pero tampoco podemos entender la po– breza desconectándola del Evangelio, que no se opone a la promoción humana. S. Francisco no adoptó esa posicioo. Parece que fue tan abierto a pobres y ricos, doctos e ignorantes. Sólo que él recibia hombres hechos, adultos; nosotros recibimos niños, y no tenemos derecho a no formarlos según las exigencias actuales de promoción social y cultural. -Uno objeta a esto que, si practicamos la verdadera pobreza, tendre– mos suficientes vocaciones adultas también ahora. Y cita el testimonio de un alemán que sostLene que la pobreza franciscana es tan viril que los niños no la comprenderán, y por ello recomienda que la Orden Fran– ciscana ,no reciba vocaciones de niños. Añade que los de Foucaulo de hecho no los aceptan y sin embargo reciben suficientes vocacio– nes. Otro intenta terciar en la disputa: -Debe– riamos separar más de la Orden nuestros seminarios. Necesitamos de éstos como so– lución ordinaria. Pero al mismo tiempo la Orden por su pa:rte debe dar testimonio verdadero de pobreza. No debemos preten– der competir en ciencia con jesuitas o domi– nicos; pero tampoco podemos prescindir de tener sabios; si no, vamos a la catástrofe. -Hay quien grita: ¡Necesitamos Parls junto a Asís!, además también los universitarios necesitan ,recibir nuestro testimonio. -Le replica uno: Creeré en nuestro testimonio a,:ite los universitarios cuando recibamos vocaciones universitarias. -De hecho en la salla s,e levantan dos Padres que dicen haber ent,rado en la Orden siendo universitarios. Pero queda en suspenso 1a pregunta de si entraron precisamente atraídos por el tes– timonio de la Orden o más bie111 por otras consideraciones. Sigue una breve pero ani– mada discusión sobre el origen de las prin– cipales vocaciones que ha tenido la Orden. Algunos piensan que han sido adultos con– quistados por el testimonio franciscooo, y citan algunos nombres famosos; otros sos– tienen que aun los Santos principales, al menos según 1as lecciones del Breviario, se sintiel\on atraídos ya desde niños ...

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