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mismo una experiencia de "ecumenismo franciscano", en que algunos Franciscanos y Capuchklos han constituido una misma comunidad para ciertas actividades particu– lares que especifica. Pero uno salta con tres preguntas pre– cisas y tajantes que quieren ser una nueva llamada al realismo: 1• ¿Estas experiencias se hacen en Provincias que están bien, y con religiosos equilibrados? (~No, parece responder con el gesto el que lo ha con– tado). 2°) ¿Quiénes se ofrecoo para estos apostolaoos "raros"? 3•) Los misioneros de quienes se ha dicho que desean formar equi– po, ¿quieren vivir realmente en el mismo conV'ento o no? porque puede que deseen colaborar en la predicación de las misiones pero no acaso convivir juntos. -Responde el .otro: Ya S. Buenave1I1tura respondió a los Espirituales que aquella vida ca..rismática era fáci] en los ori,genes de la Orden, pero difidl en su •tiempo. Es necesario que. estas · experiencias. se inicien, pero s.e inicien sola– mente a base de personas equilibradas, aun a costa de sacrificar heróicamente otras actividades estructuradas (refiere el caso de una Provincia g,rande que, habiendo pe– dido voluntarios para una experiencia origi– nal, no pudo aceptar ninguno de los muchos fraUes que se ofrecieron, porque carecían qe asas cualidades). Con razón S. Francisco Javier pedía al Provincial de Portugal que le enviase no religiosos que no necesitaba en la Provincia, sino quienes oo ella "hacen mengua" al marchair,se. 7. La pobreza franciscana De la obediencia pasamos, en la misma jornada del día 30, al estudio de la po– breza, tema no sólo importante sino central -nos dirá· el ponente~. Este tiene un nom– bre bien ooo.ocido de todos: P. LAZARO IRIARTE (de Aspurz), 0.F.M.Cap., de la Provincia de Navarra.-Cantabria-Aragón Dtor. en Historia Ecles'iástica por la Gre– goriana, muchos afíos directOir del Colegio Teológico de su Provincia en Pamplona y durante varios Maestro de novicios en San– güesa (Navarra), actualmente Director del Colegio Internacional de S. Lor,e~o en Ro– ma; autor acreditado de ,numerosos escritos sobre el franciscanismo. La ponencia: Destaca ante todo nuestra responsabilidad 36 en este tema. Es particular la actualidad de la pobreza en la Iglesia de hoy, En los varios movimíentos que la animan, está presente S. Francisco: se 1e mira para -re– cibir de él orientaciones. Nosotros debemos ser los más indicados para esta misión. Pero necesitamos enfocar bien el problema de la pobreza: no mirarla unilateralmente como tantas veces en la historia de la Orden; sino encuadrándola debidamente en sus fundamentos ,teológicos, sobre todo a la luz del EvangeHo. Pero también en esto pr,ecisa evitar el peligro, en que reabnente se ha incurrido ·tambioo en la historia, de proceder a la inversa: mirar al Evangelio a través de la pobreza franciscana. S. Fran– cisco, con su intuición, acertó; vió la pobre– za en el Evangelio mucho mejor que los eXégetas de su tiempo, y muy cerca de la eXégesis actual. Sin definida, considérala

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