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los hombres. Para realizar este sentido de fraterinidad, nac,e la minoridad como med.io ascético contra el egoísmo. -Pero el primero muestra con el gesto que disiente de esta explicación; seguramente no está de acuer– do en que se relegue la minoridad a la categoría de simple medio ascético. Mas no puede hablar; el diálogo pasa ya, rápida– ment,e, a otro obstáculo. , Entre los peHgros de la "fraternidad", hay que insistir también en nuestra comuni– cación de biones: -'Siendo nuestro trabajo cada vez más rentable, actualmente hay un peligro real de peculio en los frailes, porque todos necesitamos dinero. Esto rompería la fraternidad: el pecufüo, las diferencias en la vestimenta (una igualdad fundamental debe guardarse aún cuando el color sea diverso) o en los -ens,eres "de simple uso" personal. . . -Otro lleva e] problema de la solidaridad económica más lejos, y pregunta: ¿Cada Provincia, y las varias Provincias entre sí, qué conciencia de fraternidad tienen? ¿Las casas de formación son sufi– cientemente atendidas por las demás casas de la Provineia? Hoy día es ridícula la p-ro– porc10n col!'l que éstas colaboran al sosteni– miento de aquéllas ... Otro congresista cree opo:vtuno añadir otro peligro sigui-endo esa misma línea del peculio: La tentación -dice~ del derecho: pretender derechos especiales (reconocimien– tos, permisos ... ) porque trabaja mejor o gana más ... Cerramos este tema de la fraternidad copiando la sugerencia presentada por escri· to después de la sesión por uno de los co,n. gresistas: "El testimonio más grande que espera hoy la Iglesia y el mundo de la Orden Franciscana es la realización de la fraternidad en la vida religiosa en todos sus grados y niveles: promoción de los hermanos legos; trabajo en equipo en el ejercicio pastoral; revisió,n de vida; peque– ñas comunidades fraternas para experiencias espirituales o pastorales". 6. La obediencia franciscana El estudio de este tema absorbe la pri– mera sesión del día 30. La ponencia corre a cargo del P. MANUEL AMUNARRIZ, O.F.M.Cap., de la Provincia de Navarra– Cantabria-Aragón, Ldo. en Medicina, Prefec– to de Estudios de su Provincia y Prof. en el Colegio Seráfico de Alsasua (Navarra). Al presentarlo, el P. Director del Congreso le expresa su agradecimiento particular porque aceptó este empeño ,cuando a última hora se declaró imposibilitado de mante– inerlo el que hasta entonces estaba compro– metido a ello. EI P. Amunárriz advierte que su lección fundamentalmente es repe• tición de la que tuvo en las conviv-eneias que los Padres educador,es de su Provincia celebraron este año junto con los de la Provinéia franciscana de, Cantabria en Aránzazu. La ponencia: A) Obediencia evangélica. La obedien– cia aparece· dentro de los consejos evangé– licos, aunque en el N. T. no tiene una expresión explicita como la pobreza y la castidad. Surge en el contexto de una invitación de Dios a imitar a Jesús, quien nos redimió por la obedie,ncia a su Padre, '31

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