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ese mismo pe·riodo de tiempo son bastante menos numerosas las exposi.ciones doctrina– les. Y esto sin oontar las intervenciones pontificias por medio de los "oracula vivae vocis". El hecho insólito podríamos explicar fun– damentalmente por las siguientes razones: 1•) Importancia de la Orden Franciscana en la Iglesia a través de los siglos. Los Papas así lo comprendieron e iTitervinieron tantas veces en su ayuda (interesante no– tarlo para estimar debidamente nuestra vocación, contra la tentación de envidiar a otros instituto,s ... ) . 2•) Ideal sublime pro. clamado en la Regla franciscana, sobre todo con respecto a la pobreza, ideal que eTI la práctica tropezaba con múltiples dificultades. 3') Movimientos ecx:tremistas dentro de la Orden, que no han existido en ningún otro instituto con tanta pujanza y tan duradera y sistemáticamente como en el fra,aciscaTio. Dentro de sus imperf-ecciones, muchas vece:; han indicado honda espiritualidad; y han sido posibles por ese ambiente de libertad y respeto a la personalidad individual, pro– pias de la espiritualidad franciscana. B) La IMPORTANCIA de las interpreta• ciones pontificias es diversa: 1) Por razón del autor se debe destacar la primera declaración pontifici.a, "Quo eloo– gati", publicada por Gregorio IX en 1230. Tiene importancia excepcional: a) por razón del tiempo en que se escribió (4 años después de la muerte de S. Francisco); b) por razón del autor, canfidente, amigo, protector de S. Francisco, y, en cierto sen– tido, coautor de la Regla; c) por razones históri.cas, pues, gracias a esta bula, cono• cernos mejor las dudas e incertidumbres de la Orden ,con respecto a la Regla; d) por razÓ'll de la materia, pues trata de cuestiones fundamentales del códice minorítico; e) por razón de sus efectos, ya que las principales exposiciones pontificias del siglo XIII se basan directa o indirectamente en ella. Junto a ella hay que hacer especialísima men– ción de la bula "Exiit qui seminat" de Nicolás III, publicada en 1279, fu,ndamental en toda la historia de la OrdeTI y preparada por este gran amigo de la Orden con cuida– do excepcional. 2) Por razón de la materia hay documen– tos pontifidos que abarcan diversas cues– tiones de la Regla, y otros, algún punto 24 particular. Entre las exposiciones generales hay que destacar: "Quo elongati" de Gre– gario IX, "Ordinem vestrum" de I,nocencio IV (1245), ''EXUt qui seminat" de Nicolás III, "Exivi de paradiso" de Clemente V (1312), "Sollicitudo pastoralis" de Inocencio XI (1679). Merecen también especial men– ción las referentes a los síndicos apostólicos, sobresaliendo entre ellas, las bulas "Quanto stud:iosius" de Inocencia IV (1247), "Exul– tantes in Domino" de Martí,n IV (1283) y "Amabiles fructus" de Martín V (1428). Interesantes también varios documentos de Juan XXII, especialmeTite la bula "Ad con– ditorem" que revoca las bulas de los sín– dicos y afirma que la S. Sede no tiene la propiedad de los bienes inmuebles que usan los fra,nciscanos. C) La ACTUALIDAD de las interpreta– ciones pontificias puede reducirse a dos principios básicos, que es preciso tener en cuenta en la renovación de la vida francis– cana: 1) Principio de discreción. Frente a vai– venes, luchas y discusiones de los frailes, los Papas explícita o implfoitamente adop– taron, e impusieron a la Orden, un criterio de ecuanimidad y discreción, declarando: a) que los frailes, en virtud de la Regla, no están estrictamente obligados a todo el Evangelio, aunque es lógico que lo cumplan mejor que los demás cristianos; b) en cuanto a la misma Regla están obligados en con– ciencia s6Io a lo que ella expresa de modo absoluto, con palabras preceptivas, mien– tras que la observa,ncia de los consejos, advertencias, recomendaciones e insinuacio– nes de la misma queda encomendada al an– helo superior del alma; c) que el Testamento no impone obligaciones: declaración que, hecha ya por el mismo Gregorio IX, evitó a la fraternidad graves desórdenes, aunque hirió profundamente _a los religiosos más idealistas; d) co,n respecto a la pobreza, los Papas quisieron encontrar un modo visible de hermanar el ideal propuesto por la Regla, y la vida práctica insoslayable de una agru– pación tan numerosa. 2) Primacia de la pobreza. Si estudia– mos la espiritualidad y la vida de la Orden a través de las interpretaciones pontificias de la Regla, hay que concluir que no puede admitirse actualmente una renovación de la

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