BCCCAP00000000000000000001149

anarquía, se ha vueito a insistir que cada ponente sugiera los problemas principales para la discusión; y se ha establecido que se señaJie cada vez uno que la dirija. Esta v-ez es el P. Lázaro Iriarte ·el encargado. El diálogo actual, después de tocar breve– mente una cuesHón más general, se limita de hecho al problema de la pobreza. 1) La cuestión propuesta versa sobre los criterios con que determinar lo esencial y lo mudable en la Regla. Uno pregumta si el fundamento de nuestra vida debe ser sólo la Regla o también el trasfondo histórico de S. Francisco. El ponente responde que de hecho los re– formadores, además de la Regla, considera– ron también la vida de S. Francisco; pero no la tomaron íntegramente. Em esto está el problema: ¿hasta qué grado conservar los elementos sicofísicos de la persona de N. Padre? Porque 1o que sea necesario cam– biar, debe cambiarse y de hecho se ha cam– biado: estructura del Capitulo General, du– ración de los oficios. . . Respondiendo luego a una precisa pregunta, explica el ponente qué entiende por "elemeintos sicofísicas": el término no va usado en sentido técnico, sino literario. Cada precepto de la Regla tiene su significado espiritual además de su expresión literal. Y sucede que ciertas formas concretas son ya caducas, pero con· servan perpétuamente su espíritu; v.gr . el Card. Protector representa la función de unión con Roma. Esta expresión parece pre– ferible a la contraposición ,entre espíritu y letra. Otro pregunta sobre la distinción de la Regla como documento jurídiüo y "forma de vida". Responde el ponente que corres– ponde a una te,ndencia propia sobre todo de los alemanes (P. K. Esser ... ). De hecho la Regla corresponde a la vida de S. Fran– cisco. Pero ésta abarca mucho más que la Regla, en la que N. Padre no ha incluído toda su vida. La Regla marca un minimum. El candidato profesa esta "Regla de vida''. Como en la Regla se remite al Evangelio, el verdadero evangelism,o franciscano no se cont-e-::ita con la Regla, sino abarca más. 2) En la prohibición del dinero, ¿es im– posible la voluntad absoluta del Francisco histórico? Se proponen, entre los congresis– tas, varias respuestas: -El dinero, además de elemento necesa- 22 rio, sirve tambien para dar seguridad; por tanto el precepto, en parte, puede ser actual todavía. -El ponente replica que por con– siguiente el dinero debe considerarse como los demás bienes. Acaso pueden prohibirse la mercantilizadón, las rentas ... -Es necesario estudiar el porqué de la prohibición del dinero en S. Francisco. No puede ser porque entonces no siginificase el dinero lo que ahora; lo si,gnificaba ya, aunque en grado diverso. Tampoco porque tenga relación con el mal (el diablo dentro de la bolsa ... ) ; esto aparece posteriormente como fruto de la reflexión de los discípulos, y falta en la Vida I de Celano y en los escritos de N. Padre; éste sabía bien que con el di111ero se pueden hacer muchas cosas buenas. La razón de la prohfüición puede ser: que el bien evangélico no está en hacer cosas buenas gracias al dinero (procurar la cura de los leprosos ... ), sino en la entrega personal. en la dedicación de la propia vida. Acaso también porque el dinero es la fuen– te principal de la seguridad en este mundo. Luego el problema se va concentrando en torno a las exigencias pecuniarias que crean ciertas estructuras ya existentes en la Or– den, particularmente las casas de estudio: -San Francisco reconoció las necesida– des. Ahora necesitamos miJlones para man– tener a nuestros estudiantes. Lógicamen– te no podemos renuncLar, en el uso del dinero, al interés justo, porque éste es normal como en todos los demás bienes; ¡lo que en cambio debemos evitar som 1os negocios fraudulentos! -A esto el ponente 11esponde: De hecho es así en la situación presente. Pero nuestro problema actual es si debemos mantener esas situaciones que provocan tales necesidades, y si podemos crear ,otras situaciones semejantes. Algunos fra,nciscanos de vanguardia quieren que la Orden renuncie a tales situaciones. Mientras éstas subsistan, lo 1ógico es aprovechar de– bidamente nuestros bienes; hasta por la función social que debe tener la propiedad. Otros replican: -Algunas de estas situa– ciones nos son impuestas: la r,glesia nos exige doctores, Padres debidamente forma– dos etc. (a la Reforma Capuchi,na alguna vez se prohibió confesar porque los fraile.;; eran ignorantes) ... -Hay estructuras que no se pueden cambiar; p.ej . las casas de estudio, que son precisamente las que re-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz