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l. FUENTES PARA NUESTRA REFORMA 1. Normas y criterios generales Tras una breve interrupción de descanso, hacia las 11 del mismo día 28 se abre la primera s.esión de estudio. La serie de lecciones comienza con el P. SALVADOR BALTAR, O.F.M., de la Provincia de San– tiago, Ldo. e,n Derecho Canónico por la Universidad de Salamanca, disertando sobre "Normas y criterios geuera1es de la Iglesia y de la Orden acerca de la renovación y acomodación de la vida religiosa". La ponencia: A) E,xpone, a modo de introducción, 1as dos causas que a su juicio dieron origen en la Orden Franciscana a ta,ntos movi– mientos de reforma, has ta convertirla en uno de los institutos más reformistas de la historia: 1•) el respet,o delicado que el S. Fundador siente por la personalidad hu– mana: principio muy -evangélico, que la Orden ha hecho suyo; 2•) la casi nula ju– ridicidad de la Regla franciscana, que e,n cambio persigue un ideal elevadísimo, r,ea– cio a encauzamientos jurídicos. Esta con– dicLón de base tendía a no salvaguardar suficiente,ment,e la autoridad en la Orden; creaba disgustos y tensiones entre la teoría y la práctica; llevaba a veces más a des• truir que ,a construir y adaptar. . . Las mismas reformas mostraban, sí, mucha adhesión al ideal fra.nciscano, pero acaso poco realismo; venían de abajo arriba, y no de arriba abajo. El P. Baltar presenta como auténtico, y acaso único, modelo de adaptadores fieles de ta Orden a S. Buena– ventura, particularmente en el problema de los ,estudios y en la cuestión batallona de siempr,e: la pobreza. B) Trata de precisar los conceptos de renovación y adaptación a la 1uz del De– creto co.nciliar "Perfectae Oaritatis", con– traponiéndolos al concepto tradicional de reforma. A juicio del ponente, es más fácil la reforma en su proyección jurídica que la ren,ovación acomodada; de ahí que las reformas fueron tan numerosas mientras que de 1a adaptación no se puede decir otro tanto. Hoy no puede bastar la adap– tación; traería el peli.gro de olvidar las fuentes, a las que pTecisa volver. Pero la adaptación se impone como particularmente necesaria y urgente. La demora en p,ro– curarla es la causa de nuestro andar a la deriva. Se le ha mirado con recefo y se ha tratado de evitarla, porque la adapta– ción impone renuncia al sentimiento y exige mucho trabajo reflexivo y prudente. C) El P. Baltar, saHando -por falta de tiempo- lo referente a las enseña,nz,as de Pío XI, Pío XII y Pablo VI, especifica 1as normas y criterios principales que se proponen en el citado Decreto conciliar. En cuanto al retorno a las fuentes se re• quieren: 1) Retorno generoso y decidido al Evangelio; 2) No olvidar sino acentuar el carácter peculiar del propio instituto, segú,n 13

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