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Las constituciones capuchinas de 1536 301 dice que in nisciuno modo reciban los frailes ,iglesias, si no son pobres (n. 73); los religiosos, in nesciuno modo se entrometan en la edifica– ción de los conventos (n. 75); se manda que no se tome o deje nesciuno loco..., y que nesciuno Guardiana pueda edificar... (n. 76); no se haga provis,ión di cosa alchuna (n. 81); la pobreza, ni desea ni puede perder cosa alchuna (n. 86); nesciuno Frate tenga llave de ce1da (n. 86); a nesciuno Frate sea lícito dar cosa alchuna a los seglares (n. 87); nesciu– no Frate debe escandalizarse del pecado del hermano (n. 95); a nesciu– no Frate es lícito apelar fuera de la orden (n. 97); los fraHes amonesta– dos no contesten per alchuno modo al prelado (n. 127); sin obediencia, a nisciuno Frate sea lícito salir fuera del convento (n. 128); no sea aceptado en otra provincia nessuno Frate fugitivo (n. 131); sin licencia del prelado, nesciuno Frate giovane mande o reciba cartas (n. 132); los religiosos, per nesciuno modo... acepten... (n. 135); deben huir de todo lo que tenga alchuna specie di male (n. 136); no vayan a qual si voglia monasterio de mujeres (n. 136). Sempre. Es otro de los términos usados con cierta profusión y que vigoriza las expresiones de la legislación capuchina. Los religiosos tengan siempre delante de sí la doctrina y la vida de Cristo (n. 1), y esfuércense siempre en hablar de Dios (n. 3 y 45); san Francisco tuvo siempre especial reverencia a la iglesia romana (n. 30); díganse siem– pre las letanías antes de la oración vespertina (n. 42); obsérvese siempre el silencio evangélico (n. 44); los frailes usen siempre el salu– do evangélico de la paz (n. 47); aunque el religioso penitente siempre ayuna... (n. 50); con el fin de que la mente se conserve siempre sincera (n. 52); léase siempre en la mesa mientras se come (n. 53); se concede el recurso para las cosas necesarias, previa siempre la licencia de los superiores, en forma tal que exista siempre la necesidad verdadera y el permiso necesario (n. 60); mientras se trabaja, siempre o se hable de Dios o se lea algún libro devoto (n. 65); Cristo fue siempre pobrísi– mo (n. 69); el seráfico patriarca tuvo siempre intención de que los libros se tuvieran en común (n. 121); los vicarios provinciales vayan siempre visitando a sus hermanos (n. 126); los superiores corrijan a los súbditos, mezclando siempre la justicia con la mise.ricordia (n. 126); al conversar los hermanos con mujeres estén siempre en lugar patente (n. 137), y, cuando las acompañan, al visitar éstas los conventos, hablen siempre de cosas edificantes (n. 138); esfuércense siempre los reli– giosos en tender a la perfección (n. 139), y anhelen siempre las cosas celestiales (n. 151).

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