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Cristo y san Francisco 81 los idéneos (n. 143). Los prelados sean los primeros en observar las constituciones, pues il Salvator nostro primero dio el ejemplo y después predicó (n. 145). II. IDEAL EVANGELICO Es innegable que, para la primera generac10n capuchina, la observancia del evangelio, de la doctrina predicada por Cristo, es la base, el meollo, la raíz y el fin de su existencia. Esto aparece claramente expresado en el primer número de las constituciones de 1536: la doctrina evangélica, tutta pura, celeste, sommamente perfecta e divina, es la única que muestra el camino recto para llegar a Dios; por eso, san Francisco, al principio y al fin de la regla, impone la observancia del evangelio; y, en su testamento, dice que el Señor le reveló que debía vivir secundo la forma del sancto Evangelio; los hermanos deben llevarlo en el fondo de su corazón (n. 1). Por otra parte, la norma de vida franciscana no es más que la medulla de lo Evangelio (n. 1) y come uno picola spechio nel quale reluce la Evangelica perfectione (n. 2). Como consecuencia, el texto legal estable:e los siguientes criterios y prescripaiones, basados en la ob– servancia del evangelio o dirigidos a ella. CLsto ha querido ejercer el oficio de la predicación, para proporcionarnos la saluberrima doctrina evangelica (n. 117). Los hermanos rehúyan los libros inútiles y vanos, para que la Evange– lica doctrina fructifique en sus corazones y no sea sofocada por la zizaña de perniciosas lecturas (n. 3). Tengan siempre presente en su Jbrar il sacro Evangelio (n. 141). Y los predicadores empleen en sus discursos la sagrada escritura, principalmente el nuevo testa– mento, sed maxime il sacro Evangelio (n. 117). Las constituciones ayudan a cumplir la regla, la ley divina et evangt>lici consigli (n. 149). No graven los hermanos sus corazones con la crápula y la embriaguez, iuxta la doctrina del nostro sanctis– simo Salvatore (n. 52). No se preocupen de cosas inútiles, antes elijan las que más sirven para llegar a Dios, como la pobreza, la castid2.d, la obediencia et le altre evangeliche virtu, enseñadas por Cristo con palabras y obras (n. 64). Secundo la evangelica doctrina: los frailes que sienten la impo– sibilidad de ir descalzos pueden llevar sandalias (n. 26); todos los cristianos, especialmente los frailes menores, deben confiar en Laurentfrtnum - An. XXIV

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