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Cristo y san Francisco 79 o impulsar la voluntad de los religiosos, proponiéndolo como fuente, fin o savia vivificante de todo. Por eso, las constituciones comienzan nel nome del nostro Si– gnare Jesu Christo (Título) y pretenden defender a los hermanos de todos los enemigos del vivo spirito del Nostro Signare I esu Christo '.Prólogo). Establecidos estos principios, he aquí los temas concretos que hemos anotado. Hay que desechar los libros inútiles y vanos, por ser perni– ciosi al spirito di Christo, Signare et Dio nostro (n. 3). No se estudien ciencias impertinentes o vanas, sino la sagrada escritura; más aún, a Christo Jesu sanctissimo (n. 4). Cuanto la persona a la que uno se somete per amor del Nostro Signare Jesu Christo es más vil, la obediencia se torna más gloriosa y grata a Dios (n. 9). Después del noviciado, los neoprofesos permanezcan, a lo menos durante tres años, bajo la disciplina de un maestro, para que vayan enraizándose cada vez más ne lo amare di Christo, Signare et Dio nostro (n. 19). No tengan afecto alguno en la tierra: si con– tentino Cuno libreto spirituale, imo di Christo crucifixo (n. 27). No se sepulten cadáveres en la iglesia, pues allí debe brillar la limpieza, per la presentía di Christo mundissimo (n. 39). Débese honrar especialmente al romano pontífice, como a Vicario di Christo Dio nostvo (n. 43). No se dejen nunca las disciplinas acostumbradas, esto es, los lunes, miércoles y viernes: in memoria de la acerbissirna passione et specialrnente de la penosissima flagellatione del nostro dulcissi,r.,o Salvatore, y piensen durante las mismas en il suo dolce Christo, Figliol de Dio, ligato a la colona (n. 56). No tengan los religiosos, síndicos o procuradores; ma il nostro procuratore et advocato sía Jesu Christo, Dio nostro (n. 57). Recuerden que l'altis– sirna poverta fu la dilecta sposa di Christo, Figliol de Dio (n. 58). En tiempo ée peste sirvan a los enfermos, pues es dulce morir per chi rnori per noi in croce (n. 89). No confiesen a seglares de modo ordinario, para que, restretti et recolti in Christo, puedan caminar más expeditamente hacia la patria celestial (n. 90). Comulguen todos los domingos, cada quince días o más frecuentemente, según los casos; conserven en lugar limpísimo y con suma reverencia questo altissimo et divino Sacramento, en el que se digna habitar continua– mente il nostro dulcissimo Salvatore; ante él permanezcan y oren, como si estuvieran en la patria celestial (n. 91). Huyan, con Christo, de las di 5nidades (n. 102).

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