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88 Elizondo Háganse continua violencia con respecto a sus propias pasiones e inclinaciones viciosas, pues, « come dice il nostro Salvatore: Il regno del celo pate violentia, et li violenti, cioe quelli che fanno forza et violentia, cioe a se stessi, lo rapiscono » (n. 139) 28 . V. ARGUMENTOS EN LOS QUE SE CITA A CRISTO Si leemos con detención las constituciones de 1536, observaremos cómo todas las principales materias y las normas básicas o de relativa importancia en ellas propuestas, están avaladas, enraizadas o ojemplarizadas explícitamente en la doctrina o en la vida de Cristo. He aquí las más relevantes. La observancia del evangelio, como norma fundamental de exis– tencia franciscana; de la regla, como médula del mismo; del te– stamento del seráfico padre, como glosa y exposición de ésta (n. 1, 2, 6), con el rechazo de los comentarios relajatorios y la insistencia en el cumplimiento literal y simple de la misma (n. 5). La minoridad que debe brillar en la familia capuchina (n. 7, 9, 102, 133, 134), renunciando al privile19io de la exención (n. 8). El tema de la pobreza fluye de Cristo y discurre por cauces de doctrina evangélica: distribución de bienes entre los pobres antes del ingreso en la orden (n. 15); vestidos viles (n. 21, 23); pies descalzos (n. 26); viajes humildes (n. 28); lechos incómodos (n. 25); ausencia de propiedad, dominio, posesión... de cosa alguna (n. 69); uso pobre en edificios y enseres (n. 27, 144 ); erradicación del dinero y de la pecunia, evitando los síndicos o procuradores, la recepción de testamentos, limosnas superfluas... (n. 57, 58, 59); renuncia a premio temporal por la celebración de la santa misa (n. 33); aceptación de la indigencia en las cosas del mundo (n. 61); libertad de todo afecto terreno (n. 67). En definitiva: Cristo debe ser imitado en el camino de pobreza por él recorrido (n. 81). Muchas otras materias se fundamentan en idéntico principio: importancia de la oración mental (n. 36, 42); uso de la barba (n. 29); limpieza de las iglesias (n. 39); silencio evangélico (n. 44, 68); salu– tación evangélica (n. 47); ayunos y abstinencias (n. 50, 52); disciplinas 28 Mt 11, 12.

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