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Potestad de Gobierno 387 empeñados en destacar. los valores ,espirituales o carismáticos, y otras veces, preocupados por las estructuras de la vida religiosa y su gobierno o poder jurídico-eclesial. A este ;respecto que11emos prevenir, ya de 1 entrada, contra la autosuficiencia de algunos superiores e incluso textos legislativos en los que se descub11e una actitud de valoración carismática enfrentada con 11ealidades e instituciones de la Iglesia profundamente espir:ituales y realistas. No caen en la oeunta de que su «iniciativa» no es tanto el fruto de una creatividad, sino más bien de una larvada indinaoión a imponer la propia visión, con ofoido de otras cveatividades y visio– nes, al menos, también respetablies. El ejercicio de la autoridad o servicio humano en la comunidad religiosa, no obstante todo cuanto se haya podido pensar y escribir desde una cierta visión soñadora o utópica, que habLa de superiores para épocas pasadas, sigue siendo una realidad viva en la dinámica estructural del grupo religioso: los ho:mrios, el trabajo, el apostolado comunitario, la. organización de la vida común fraterna, etc, exigen una intervención continua de esta autoridad, que no se ve precisada a apelar ni a la potestad sacra o potestad jurídico-eclesfal, ni a fa vinculación en fuerza, .del voto; y todo ello, con una gran carga de espirituaHdad. El contexto socio-cultural nos ha llevado a una mejor toma de conciencia de los valores de la persona, del !'espeto a la lfüertad, de los límites de la autoridad, del campo abierto a la espontaneidad en el comportameinto cotidiano, necesidad de uh consenso, etc. La vida 11e1igiosa podría, tal vez, ser culpable de no haber favore– cido una evolución hacia la suficiente madurez y de no haber dado con el contrapeso a las desventajas de este nuestro contexto cultural. Resulta difícilmente explicabl<e el hecho de que los veligiosós ,encuen– tran, con tanta foecuencia, dificultad para acoger con normalidad la presencia de un Superior o coordinador de la organización de la vida social del grupo. Por su parte, algunos superiores pavece que no han entendido bien que su presencia 1 en ,el grupo requi,ere un nuevo talante, el que fuerza a sier más cauto fr,ente a los movimientos y ansias de autonomía y autogestión, sencillamente fJ:1ente a la nueva situación socio-cultural y sus valores humanísticos 30 • '° DUBARTE D., Un nouveau style d'obéissance, en Vie spirituelle, Supplement, n. 84, febrier 1968, J.10.

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