BCCCAP00000000000000000001128

Los institutos clericales y laicales:. canon 588 53 femeninos, - en general, mayor descenso que el de los Hermanos de los institutos clericales, - ha llevado a muchos a pensar en una cierta incomprensión por parte del pueblo de Dios de la vocación religiosa laica!, frente a la relativa supervaloración de la vocación religiosa sacerdotal, fenómeno extrañamente constatado, casualmente, en Iglesias jóvenes. Veinticinco años después del Concilio Vaticano II y tres de la celebración del Sínodo de Obispos que estudió la vocación y misión de los seglares, la vida religiosa laical, tanto masculina como feme– nina, no aparece suficientemente valorizada y apreciada por la Iglesia, a saber, por bastantes seglares, numerosos sacerdotes y algunos Obispos. La sociedad por su parte, vuelve a reconocer los méritos de los religiosos, - competencia técnica, acercamiento al pueblo y trato humano, - en la obras de enseñanza y caridad dirigidos por los mismos. Pero, providencialmente, esta nuestra misma sociedad ha cam– biado y está exigiendo un giro y dando orientaciones totalmente nuevas a los servicios requeridos por sus ciudadanos. Servicios que deben entenderse y comprenderse de formas muy diversas de un pasado. Con el fín de no perdernos en divagaciones, nos centramos en lo concreto, aún a riesgo de recortar visiones más amplias. La misión de los laicos religiosos y religiosas se caracterizaba, incluso en un pasado inmediato, por una proximidad a esos que hoy denominamos servicios que, partiendo de la evangelización o tarea misional estrictamente dicha, pasan por la enseñanza y asistencia sanitaria y terminan en infinidad de trabajos complementarios, in– cluidos los domésticos. El hombre moderno se siente comprometido y realizl'l:do con estas tareas, servicios o trabajos, en tanto en. cuanto se identifica con la sociedad que se los ruega, encarga o exige. Se ve ésta necesitada de esos servicios que valora positivamente: los provenientes de un profesional, no siempre un simple ejecutor, dados con responsabi– lidad, reconocimiento y realización personal. En la vida religiosa nos hemos lanzado a describir la figura del religioso y religiosa con imágenes negativas: no es clérigo, no es seglar o auténtico laico, y consiguientemente ni tiene las responsabi– lidades del sacerdote ni las misiones del laico seglar; no puede ser superior en los institutos clericales, porque el superior tiene cura de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz