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44 Saturnino Ara nado pueda reflejar una discriminación de los laicos, particularmente en la vida religiosa, se presenta poco noble. El sacerdocio, como mi– nisterio ordenado, al servicio de la comunidad no tiene nada que ver con la autoridad que se reivindica en favor de otro estamento eclesial, el laicado. La participación del laico y, mas en particular, del Hermano no clérigo en el poder sacro y cura de almas no se soluciona tan facil– mente, desde un punto de vista teológico; mas bien la solución podria encontrarse desde la visión jurídica, que es igual que práctica, pero que no es lo mismo que pragmática 29 • El ejercicio de la cura de almas, y sólo por el sacerdote, es algo problemático y difícil de explicar, sería aún más difícil de explicar, si esta función fuera atribuida a un laico y se quisiera hacer ver que éste no entra, desde aquel mismo momento, a formar parte del estamento clerical, servidor del pueblo de Dios. La historia franci– scana que recuerda la complicación de todo un pasado que llevó a la clericalización de la Orden, podría ser un buen ejemplo esclarecedor del problema. Ilumina la comprensión del pasado, pero no aclara la cuestión de fondo que nos preocupa, la participación del laico en la potestad sacra y, más concretamente, su exclusión de la cura de almas, función o misión propia del ministerio ordenado 30 • No aparece clara la posición de los institutos religiosos intere– sados por la institución del diaconado permanente 31 ; el diácono, por una parte, pertenece al clero y por otra, constata que se le autoriza a vivir como laico, no consagrado, en todos los sentidos. Algunos res- en pag. 163: « 11 coraggio ed i ragionamenti di questa decisa badesa (Hildegars di Bingen, Rupertsberg) sembrano preludere, per esempio, al coraggio delle religiose de Port-Royal le quali, sentendosi abbandonate dai vescovi, per bocea di Jaqueline Pascal, decidono di lottare: Poiché i cescovi non hanno il coraggio da ragazze, abbiamo noi il coraggio da vescovi ». 29 Vease CELEGHIN, o.e., pag. 463 SS. 30 Para una correcta vision del laicado y auge del mismo, cfr. ROVIRA BELLOSO S.M., Situación socio-cultural y espiritual de los sacerdotes, en Espiritualidad sacerdotal. Congreso, Madrid 1989, pags, 65-66. " Cfr. DIANICH, o.e., pag. 292 ss. Escribe en pag. 293: « Por eso mismo, en la actualidad, una sana teología del diaconado tiene necesidad de partir del convencimiento concreto de que la antigua tradicion recuperada por el ultimo concilio sirve no para reconstruir viejos moldes caidos en desuso, sino mas bir,n para crear modelos nuevos, capaces a su vez de modificar todo el antiguo equilibrio de un cuerpo eclesial en el que parecía tener mucha más importancia la diversidad de los miembros que la unidad de la Cabeza y del Espíritu».

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